Alice Munro: una narrativa envuelta en grandes emociones cotidianas

No hay una réplica de la realidad en ninguno de sus libros, sino una manifestación lo menos ambigua posible de ella.

México /

Tal cual viven, tal cual hay quienes escriben. Es una estirpe extraña que no necesita de ficciones para consolarse de una realidad que en estos tiempos implora clemencia. Alice Munro (1931, Ontario), premio Nobel de Literatura 2013, se ha dedicado a narrar lo cotidiano sin necesidad de retoques, porque escribe con el afán de comprenderlo y no de sublevarse ante ello. Los pasajes que constituyen la extensa obra de Munro le han valido el título de maestra del relato a escala internacional, por el hecho mismo de atender inmediateces y ponerlas al servicio de lo tangible; destreza que vuelve posible hacer de la vivencia una adaptación narrativa, generalmente de conciencia escindida y melancólica.

No hay una réplica de la realidad en ninguno de sus libros, sino una manifestación lo menos ambigua posible de ella; desafiando al lenguaje, ostenta la profundidad de estilo chejoviano. Fundamentada en un juego de niños con connotaciones adultas, Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (Debolsillo, 2015) nos invita a participar en él. Las protagonistas dejan las reglas bien claras desde un principio: "escribe tu nombre y el del chico que te gusta, tacha todas las letras que se repiten y cuenta el resto recitando odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio. Cuando llegues al final averiguarás qué te depara el futuro". Tras este azaroso sistema, aguarda una idea que en sí misma no resulta descabellada, porque incita a formularse preguntas importantes con respecto al destino de las relaciones humanas, que no sólo rigen gran parte de nuestra existencia sino que la sostienen.

Munro recuerda que hasta su generación no existieron cambios drásticos en las familias americanas, elemento que conviene tener presente al leer su obra; por eso transparenta un estilo que "se vuelve itinerante como la memoria misma". Así, personajes contradictorios se proyectan hacia adelante, recorren nueve relatos y dibujan una panorámica autobiográfica; hay entre ellos una unidad estructural de ritmo cadencioso y fuerza expresiva.

Aunque a muchos les parezca lo contrario, la narrativa de Munro no ha tenido como fin convertirse en "literatura culta"; pero libre de estereotipos ha alcanzado un punto álgido. Se dirige al lector como a un viejo amigo —sin pretensiones ni mascaras— con quien conversa y comparte historias en apariencia improvisadas, porque eso forma parte siempre del juego que nos propone.

  • Erandi Cerbón Gómez
  • femme.de.lettres@hotmail.com
  • Erandi Cerbón Gómez (Ciudad de México, 1991) hizo estudios de filosofía en la UNAM y escribe sobre libros en MILENIO desde 2014. Publica los jueves cada 15 días su columna Igitur.

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