El Issste usa neurocirugía contra depresión y adicciones

En un caso reciente los especialistas del instituto detectaron que el cerebro del paciente solo enviaba señales de antirrecompensa y bloqueaba las de placer.

Introducen en el cráneo dos electrodos milimétricos.
Christian Martínez, de 27 años.
Blanca Valadez
México /

En solo tres horas, Christian Martínez terminó con más de 20 años de depresión crónica refractaria que lo llevaron a convertirse en un drogadicto y alcohólico incontrolable, que pasó por anexos de rehabilitación y hospitales psiquiátricos debido a sus cinco intentos suicidas.

El joven de 27 años dijo que pasaba semanas encerrado en su cuarto o se juntaba con delincuentes con los que hizo cosas “muy malas que ahora me avergüenzan”.

Arturo Martínez, su padre, relató que un día Christian fue atropellado y llegó al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Issste, donde analizaron su cerebro y determinaron que era candidato a una compleja neurocirugía basada en colocar un marco estereotáctico.

La técnica

Manuel Hernández Salazar, jefe del Servicio de Neurociencias del centro, explicó que con un taladro efectuaron una pequeña incisión en el cráneo para introducir dos electrodos milimétricos en las fibras del núcleo accumbens, los cuales están conectados a una pila que colocan en el pecho y manda impulsos eléctricos.

Por tomografía constataron que esas fibras en Christian solo enviaban señales de antirrecompensa y bloqueaban las de sensaciones de placer. Por ello, el comité ético del Issste aprobó la cirugía, normalmente empleada en pacientes con párkinson, ya que dos psiquiatras señalaron que su enfermedad era imposible de abordar con tratamientos convencionales. El uso de esa técnica contra la depresión inició en 2010 y hasta la fecha han intervenido a 11 pacientes.

El paciente “no va a volver a darle el valor atribuido por el lóbulo temporal o frontal a las cosas cotidianas, que en su caso solía verlas con desesperanza, con anhedonia, que es la incapacidad de sentir placer ante estímulos que generan recompensas naturales”, señaló Hernández Salazar.

En la intervención el paciente debe estar despierto y manifestar sus sensaciones. Durante el procedimiento, Christian externó ansiedad mínima y escepticismo ante el bienestar y el placer que antes no había sentido.

El Centro Médico Nacional 20 de Noviembre es el único en el país que realiza este tipo de cirugías a pacientes con depresión y considera que puede resultar efectivo para tratar adicciones y erradicar dolor crónico.

Problemas desde niño

Christian Martínez fue víctima de bullying desde la primaria. Solían llamarlo gordo, por su ligero sobrepeso, lo que derivó en que desarrollara bulimia y anorexia. “Me deprimía ver a los demás con sus novias; yo me veía en el espejo y me decía: ‘Por qué estoy gordo’”, recordó tras mencionar que aunque su madre lo llevaba al psicólogo, siempre se sentía anormal.

“Dejé de estudiar (en primero de preparatoria) porque no tenía esa motivación con la que ahora me despierto. Conocí a amistades que se drogaban, entonces para pertenecer al grupo empecé a entrarle a la mariguana, la cual me hizo sentir bien, aceptado y confiado”, comentó. Luego experimentó con la cocaína y las drogas de diseño.

Las ideas suicidas, recordó Christian, surgieron desde que tenía 9 años. “No le encontraba sentido a la vida, era un desastre. Veía en casa insultos y yo pensaba solamente en ahorcarme. Hoy, que estoy de este lado, veo mi pasado y digo sí estuvo canijo”, comentó.

Antes de la cirugía, Christian no podía dormir, se pasaba hasta un mes encerrado en su cuarto sin bañarse y solo comía por inercia. “Me la pasaba todo trastornado”.

Cuando llegó al centro del Issste y le hablaron sobre la operación “yo ya no podía dejar las drogas. Tuve miedo al principio, pensé que iba a quedar tarado o estúpido; luego me dije: ‘güey, no manches. Si te metiste tantas cosas y no quedaste mal”.

Luego de la operación, señaló, “ocurrió el milagro, sentí plenitud, descanso y paz interior. Le doy gracias a Dios; ahorita estoy chambeando bien, me despierto tranquilo, no hay depresión, me siento ecuánime, pleno, con ganas de estudiar, pero iré por pasitos para no caer”, concluyó.

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