Una escuela de grandes bailarines

El centro que dirige Héctor Hernández (padre de Isaac y Esteban) es una de las academias de ballet más exitosas del país.

Relevé, en francés, se refiere a un paso fundamental en el ballet que se realiza al empezar la clase.
Verónica Díaz
Zapopan, Jalisco /

De esta escuela, a cargo del maestro Héctor Hernández, han egresado los mejores bailarines del México actual; sus dimensiones no rebasan los 60 metros cuadrados, se construyó gracias a la donación de una ex alumna de Monterrey; sin embargo, es de tan alta calidad la guía que se recibe que hay quienes cambian su residencia con tal de tomar clases aquí.

Esta escuela se llama Relevé, que en francés se refiere a un paso fundamental en el ballet y, uno de los primeros movimientos que se realizan al empezar la clase, significa levantarse, aunque la expresión en inglés le hace más justicia: Up!

Es un salón ubicado a un costado del jardín donde crecieron los 11 hijos del señor Héctor Hernández y Laura Fernández que hoy son exitosos profesionistas o emprendedores entre los cuales se cuentan, por ejemplo, Isaac que a los 11 años ya tenía la formación de un bailarín adulto y profesional y, ahora bailarín principal del English National Ballet; Esteban forma parte del San Francisco Ballet.

El tamaño del espacio no es lo importante sino lo que ahí ocurre cada día: entrenamientos de 10:00 a 12:00 horas; de 16:00 a 17:30 00 horas y de 18:30 a 20:30 horas de lunes a viernes y los sábados de 10:00 a las 13:30 horas. Además están los ensayos, presentaciones, viajes a festivales etcétera.

“En esta escuela te encaminan muy bien hacia la carrera de bailarín, se toman las cosas muy en serio. Mi profesor es uno de los mejores maestros del mundo, enseña una técnica perfecta y también te enseña cómo ser una buena persona, dice María Emilia Cervantes bailarina de 14 años de edad quien ha estudiado en Relevé 8 años de su vida.

Este día por la noche, las alumnas de Relevé tendrán una presentación en un evento en el Club Puerta de Hierro, Guadalajara donde habrá escultura, música y danza. Hernández hace una pausa en el ensayo para hablarles a las chicas sobre la manera en que deben interpretar el rol de la mujer para la coreografía con música de Arturo Márquez, Danzón No. 2.

Atentas, las chicas que conforman la clase de hoy, escuchan a su profesor hacer un poco de historia sobre la evolución que ha experimentado, en materia de derechos, la mujer en México; sobre el yugo que ha significado el machismo para las mujeres, especialmente a las que vivieron antes de 1953, cuando por fin tuvieron derecho al voto.

La maestra Laura Fernández considera que la clave del éxito de esta escuela radica en la metodología que diseñó especialmente Héctor Hernández para niños mexicanos “adaptada a nuestra capacidad física y mental, conocemos, por ejemplo, la idiosincrasia en cuanto al trabajo duro. El maestro trabaja muy duro con el cuerpo del bailarín pero también con su mente. No se trata sólo de repetir ejercicios, van acompañados de ideología, ahí radica el punto, en una ideología acompañada con la técnica”.

La otra guía

De esta escuela han surgido más de mil estudiantes con una técnica impecable. Otro ejemplo de ello es Gustavo Echeverría que hoy forma parte del Ballet de Santiago de Chile, otros más en Rusia, en compañías europeas, etc.

“Empezamos a dedicarnos a la tarea de dar clases a otros bailarines con la determinación de formar más Isaac y más Esteban, nos han visitado muchos niños de diferentes partes del país, inclusive del extranjero. Antes inclusive los hospedaba aquí con nosotros, yo les brindaba el hospedaje, la comida, el cuidado, el traslado, todo como si fuera mamá de ellos, muchos de ellos crecieron junto con nuestros hijos, pero llegó el momento en que me fue imposible hacerlo porque estoy saturada de trabajo, pero siguen llegando niños del todo el país buscando perfeccionar su técnica en un periodo corto”, dice la maestra Fernández.

Héctor Hernández explica que lo que principalmente le preocupa al dar clases es formar bailarines con la suficiente capacidad para obtener becas en el extranjero, donde se formarán en otro contexto, en países donde sí se apuesta por la cultura y la danza. Por ello se ha implementado un programa de 6 meses obligatorio con entrenamiento profesional para niños de 10 a 17 o 18 años de edad.

“Se necesita formar al bailarín pero también a los padres. Llegan muchos padres con muchas inquietudes y desde un principio definimos que esa tarea era de mi esposa, la cual debe sensibilizar los acerca de que no pueden sobreproteger a los hijos, que esta carrera requiere mucho trabajo, limitaciones, disciplina y sacrificios. Y no nada más para los niños, este mismo esfuerzo es para los padres”.

Es el caso de la señora Gabriela Sepúlveda quien junto con su hija Catalina Sepúlveda han venido siguiendo al maestro Hernández en los diferentes cursos que ha impartido en varios estados del país hasta que finalmente decidieron cambiar su residencia a Zapopan, Jalisco, para que la pequeña pueda asistir a sus clases en Relevé. “No es una actividad recreativa, es su pasión y nosotros la apoyamos”.

El último paso

Incansable entusiasta Héctor Hernández no espera mucho de los funcionarios que le han prometido construir una escuela autónoma de danza. “Relevé es el último esfuerzo por desarrollar un lugar para darle a los muchachos una oportunidad de desarrollarse, ha sido una lucha fuerte y precaria. Este es el último intento que hacemos”.

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