La Catedral Metropolitana, la edificación religiosa más importante del país, está totalmente cerrada debido a los daños que reportó en su exterior: se cayó una de las las esculturas del tríptico que corona la puerta principal, de la autoría de Manuel Tolsá. Se cayó también la cruz que estaba en lo alto de la torre oriente, que se encontraba a 60 metros de altura y que daba hacia la calle de Moneda en dirección a Palacio Nacional.
El inmueble, que ha sido atendido de manera ininterrumpida desde 1856, sigue en pie. Entre sus casi mil bienes culturales se incluyen 487 pinturas de caballete de diferentes épocas: temples y óleos sobre tela, madera y lámina, incluidos sus dos órganos monumentales.
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Según informan los custodios, peritos ya recorrieron la Catedral y aseguran que, en términos generales, está bien, aunque reportan pequeños daños por la intensidad del movimiento.
Hay una brigada para recorrer todos los templos del Centro Histórico de la Ciudad de México, entre ellos: la iglesia de la Santa Veracruz, la iglesia de Loreto, Santa Teresa la nueva y la Iglesia de Los Ángeles, en la colonia Guerrero, que al parecer tiene daños estructurales.
La escultura dañada es parte del tríptico que remata la portada principal, conformada por tres obras monumentales: La fe, La caridad y La esperanza. Fue esta última la que se vino abajo.
Se recopilarán todas las partes de la pieza que permanecen en el piso, por lo que la Catedral se encuentra cerrada al público. De acuerdo con el protocolo, los especialistas tomarán fotografías y referencias de lo que quedó de la escultura, realizarán un dictamen y luego armarán el rompecabezas con los restauradores. Con toda la información y las fotografías que se tomen se realizará una réplica.
En términos generales —dicen los custodios— la catedral está bien. Hay fisuras, grietas, desprendimiento de aplanados, pero nada que afecte su estructura, según les reportaron los peritos.
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