Hasta los nueve años, Stephen no sabía hablar, no le gustaba jugar con otros niños, se enfrascaba en movimientos repetitivos, le costaba conectarse con su entorno. Su primera palabra fue su ‘paper’… y esa ha sido su ventana para acoplarse al mundo.
Hijo de un obrero antillano, este londinese (que hoy tiene 42 años) encontró que su única ventana hacia el mundo eran sus rotuladores Staedtler negros, con los que dibujaba incesantemente con un nivel de detalle que impactó a su maestra. Una visita con sus compañeros de primaria al Parlamento dejó atónita a la profesora: mientras los demás niños hacían garabatos del Big Ben, él no olvidó ni un solo ladrillo ni detalle de los edificios más icónicos de la ciudad.
“El habla por sus dibujos”, repite en cada entrevista su hermana Annette, quien es su compañera inseparable en sus giras por todo el orbe.
Stephen y su familia descubrieron que con solo mirar un edificio, podía retenerlo perfecto en su memoria por semanas.
“Es uno de los savant, de los autistas con síndrome de sabio con más talento con el que me he encontrado”, dijo el célebre neurólogo Oliver Wolf Sacks, quien incluyó esa historia en su libro Un antropólogo en Marte.
Al igual que el personaje de Dustin Hoffman en la película Rain man, Stephen en vez de retener números, memoriza imágenes.
La historia del niño dibujante, de la memoria perfecta, comenzó a extenderse y fue uno de los protagonistas de una famosa saga de la BBC, Los sabios necios, y ahí se disparó su fama.
De ser el niño de sonrisa tímida, sentado en el suelo con su cuaderno y su lápiz negro, se convirtió en una celebridad.
Hoy tiene una galería en uno de los barrios más bonitos de Londres, en 2006 el príncipe Carlos de Inglaterra le entregó la condecoración como Miembro de la Orden del Imperio Británico y pasea su talento por las principales capitales del mundo.
“México es una ciudad muy grande”
Un vuelo de 30 minutos en helicóptero sobre una ciudad basta para que Stephen pueda retener todos los detalles y, en promedio, tardar unas 40 horas en terminar un cuadro de 4 x 1 metro.
Su pupila registró primero su ciudad natal, Londres, y luego su sitio favorito, Nueva York. Después se sumó una serie interminable de capitales, como Madrid, Roma, Sídney, Tokio, París, Moscú, Jerusalén, Dubai y Estambul.
“Pero nunca ha dibujado antes una ciudad latinoamericana”, nos dijo su representante artístico y cuñado, Zoltan Szipola.
La razón no es menor: por primera vez en décadas está naciendo una nueva ciudad en la región. En medio de la transición de Distrito Federal a CdMx ¿qué mejor que buscar a un ‘fotógrafo’ tan especial para que tome la primera instantánea de la nueva capital mexicana?
Esta idea y la complejidad de la urbe lo convencieron rápidamente para decir que sí y anotar a México en su atiborrada agenda de compromisos.
El próximo sábado 22 de octubre verá por primera vez esta monstruópolis desde la ventanilla del avión. Al día siguiente, antes de mediodía tomará un helicóptero desde Tlaxcoaque para impregnar sus ojos memoriosos con los grandes edificios y los mínimos detalles extras que volcará a partir del día lunes en un canva de 4 x 1 metro.
Vale la pena aprovechar la semana del 24 de octubre para acercarse al lobby de la Torre Bancomer (en Reforma 510) y verlo sentado en una periquera, con sus auriculares puestos, su sonrisa presta y su mano volando sobre un lienzo que se llenará de rascacielos y avenidas.
El viernes 28 a las 18:00 horas ocurrirá la magia (y el momento más feliz del savant inglés) “el momento más feliz es cuando termino mi dibujo y firmo mi obra, es muy emocionante, la gente aplaude y sonríe”.
Recuadro
“Dejo que la gente vea el mundo a través de mis ojos”
Desde su galería en Londres y en exclusiva para Milenio, Stephen deja
entrever su estilo personal días antes de viajar a la Ciudad de México:
¿Qué tipo de emociones hacen que realices tu trabajo?
Me emociona ver nuevas ciudades, avenidas transitadas y la hora pico. Me gusta el caos y el orden de las metrópolis modernas. Cuando veo algo que me gusta, a menudo hago un boceto en mi cuaderno de bocetos y puedo dibujarlo a detalle más tarde.
Cuando ves los paisajes que dibujas, ¿en qué piensas?
Estoy muy orgulloso de mis dibujos; es mucho trabajo, mucho detalle, pero aún así quiero dibujar todos los días.
¿Qué técnicas usas en tus dibujos?
Pinto el mundo como lo veo, sobre todo uso pluma y tinta, algunas veces agrego sombras con lápiz o luces y colores pastel
¿Cuál crees que es tu sello personal?
Dejo que la gente vea el mundo a través de mis ojos. Mi lema es ‘haz lo mejor que puedas y nunca te detengas’.
Vas a dibujar la Ciudad de México, ¿qué significa para ti?
La veré por primera vez. ¡Será grandioso y emocionante!
¿Cuáles piensas que pueden ser los obstáculos a los que te enfrentes mientras dibujas la Ciudad de México?
Mmmhh, todavía no lo sé, tendré que verlo y averiguarlo. ¡Sé que es una ciudad muy grande!
¿Tienes algún tipo de ritual antes de dibujar una ciudad?
Algunas veces, después de un viaje en helicóptero, me voy a mi habitación para relajarme y planear mis dibujos en mi cuaderno de bocetos y escucho mi música.
¿Cuáles son los aspectos clave de los que dependes para memorizar los paisajes?
Simplemente observo la vista que encuentro interesante, los rascacielos, las avenidas, los parques, los sitios históricos. Entonces elijo la vista que creo que es la mejor.
¿Cómo te defines?
Soy un artista y soy muy bueno en mi arte. Practico todos los días, por lo que podría mejorar. La gente dice que soy un genio.
¿Qué te inspira?
Me gusta ver a la gente sonreír cuando ve mi arte en mi galería de Londres.
¿Qué sientes cuando capturas una ciudad?
Me emociona, creo que las ciudades son grandiosas, muchos edificios, torres altas, zonas residenciales, avenidas y la gente que las hace funcionar.
Cuando ves una ciudad, ¿qué es lo que más llama tu atención?
Me gustan las ciudades modernas, grandes rascacielos y también las zonas residenciales con agradables escenas callejeras.
¿Cuál fue el mayor reto que has tenido?
Cuando estuve en Tokio en 2005, dibuje la ciudad en un lienzo de 10 metros, me tomó casi dos semanas. Mucho dibujo y mucha información.
Recuadro
Ese pequeño Stephen que Oliver Wolf Sacks conoció
“ Stephen lleva una vida variada y estimulante: viaja, sale a dibujar al aire libre, asiste a la escuela de arte. Puede que los dibujos de Stephen jamás evolucionen, puede que nunca lleguen a constituir una obra importante, una expresión de sentimiento profundo o una visión del mundo. Puede que él jamás evolucione, que jamás alcance el estado completo, la grandeza y miseria del ser humano, del hombre.
Pero esto no es menoscabarle, ni empequeñecer su talento. Sus limitaciones, paradójicamente, puede ser también sus fuerzas. Es posible que Stephen sea limitado, raro, extravagante, autista; pero posee el don de representar el mundo e investigarlo de un modo especial, de algo que poco de nosotros hacemos.”
(Del capítulo “Los prodigios”, del libro Un antropólogo en Marte)