El director que olvidó cómo escribir

Hombre de celuloide

El humor de CarlosCarrera no se prestaa la bobería quese clasifica como“infantil”

Vale la pena por hablar de esta tensión entre “crítica seria” y “crítica de a pie” que ha acogido a Ana y Bruno
Fernando Zamora
Ciudad de México /

Que los dibujos son feos, que sobran personajes, que está mal clasificada. Esto y más se ha dicho de Ana y Bruno entre los espectadores que escriben sus blogs de cine o que lanzan por Twitter una bala de cañón. Al mismo tiempo la crítica mexicana quiere tratarla tan bien que lo que escribe sabe a condescendencia. Vale la pena por tanto hablar de esta tensión entre “crítica seria” y “crítica de a pie”. Pero antes habrá que contextualizarla.


Ana y Bruno. Dirección: Carlos Carrera. México, 2017.


Aunque no fue escrita por él, Ana y Bruno fue dirigida por Carlos Carrera, uno de los directores más importantes en el cine mexicano. Su primer largometraje, La mujer de Benjamín, tenía todo para invitar a los productores a invertir más. La historia ganó el programa de óperas primas del CCC, lo cual demuestra que Carrera es un magnífico guionista. En este rubro, sin embargo, la sorpresa vino en 1994 cuando El héroe ganó la Palma de Oro a mejor cortometraje. Poco después comenzaron los problemas. Un embrujo, de 1998, fue una decepción aunque en 2002 tuvo un gran éxito: El crimen del padre Amaro, que le escribió Vicente Leñero. Dieciséis años después aparece Ana y Bruno con un presupuesto excepcional y otro guión que no escribió él. Primer problema: ¿será capaz de recuperar el dinero que gastó? La película no es tan mala como lo piensan los críticos de blog pero tampoco la maravilla que anuncia la crítica que quiere apoyar al cine mexicano. Ana y Bruno tiene una historia que sorprende y, lo más importante en la carrera del director, una elaboración de sus personajes femeninos. Aquí está el espíritu intranquilo de Arcelia Ramírez en La mujer de Benjamín, la seducción de Ana Claudia Talancón en El crimen del padre Amaro y la enternecedora locura de Martha Higareda en María en el elevador, un guión que, por cierto, escribí yo. Y es importante decirlo porque creo que Carlos Carrera debe volver a escribir sus guiones. Ana y Bruno enternece, seduce e intranquiliza como los personajes femeninos de sus mejores películas pero es verdad que casi todos sus chistes resultan fallidos porque estoy seguro de que lo estuvieron molestando con que tenía que hacer una película para niños y el humor de Carlos Carrera simplemente no se presta a la bobería que se clasifica como “infantil”. Solo así se explica que haya accedido a dirigir el chiste de un ciego que conduce y que hemos visto hasta la saciedad, que el hombrecito verde de la película quiera parecerse al Pato Lucas cuando recuerda más bien a Jar Jar Binks, el esperpento de la serie La guerra de las galaxias.

Creo que a Carlos Carrera le pasó esto: a partir de Un embrujo comenzó a dudar de sí mismo como guionista. En aquella ocasión la producción exigió hacer cambios que parecen haber destruido la historia de amor. Si alguien sabe cómo construir secuencias con remate espectacular es él. Ahí está El héroe para probarlo. En cuanto a la crítica, que alguien le diga que no se apoya al cine mexicano invitando a la gente a ver cosas que no verá. Ana y Bruno es una historia encantadora y con una animación maravillosa. Pero tiene muchos personajes, perdemos la pista del héroe, está llena de clichés y, en efecto, hay albures y personajes que van a asustar a los padres timoratos. Yo creo que el verdadero problema que plantea esta película en la carrera de su director es que puede ser un terrible fracaso económico. Tal vez eso ayude a Carlos Carrera a hacerse un favor y volver a escribir los guiones que va a filmar.

@fernandovzamora



Conoce más de Ana y Bruno con la entrevista al director Carlos Carrera en entrevista para Laberinto.



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