En tres tomos se reúnen alrededor de cuatro décadas de la mirada periodística de José Emilio Pacheco, quien bajo el título de “Inventario” escribió una columna en la que estaban presentes sus obsesiones, sus lecturas, pero también los acontecimientos más cotidianos de la vida cultural y artística de nuestro país.
“Es un compendio de muchos años de su vida, de sus lecturas, descubrimientos, redescubrimientos, sus viajes a través de la literatura. Es un acto de generosidad: él quiso compartir con todos nosotros lo que había descubierto en muchos rincones de las bibliotecas, en muchos lugares donde dio clases y, desde luego, cosas que descubrió en la biblioteca de nuestra casa”, cuenta Cristina Pacheco a MILENIO sobre la publicación de los tres volúmenes de Inventario, coeditados por ERA, el Colegio Nacional, la Universidad Autónoma de Sinaloa y la Dirección de Literatura de la UNAM.
Presentados en el marco de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2017 (Filey), la obra se divide en tres etapas: 1973-1983, 1984-1992 y 1993-2014, en donde más que existir un eje, se buscó ofrecer una selección que agradecieran los lectores, enfatizó.
“Nunca fue indiferente, ni fue de ‘maquinazos’… Era una persona que tenía mucha conciencia de su responsabilidad con las palabras impresas y con el lector, a quien él no conocía, y podían ser uno o muchos, pero él lo hacía con el mismo cuidado y con mucho respeto tanto al texto como al posible lector. Esa forma de realizar su trabajo la conservó hasta el último día de su vida”.
El aniversario de un escritor, la aparición de un libro, un deceso, un concierto importante… no hubo un
tema que guiara los intereses de José Emilio Pacheco. Él trataba de que fuera un periodismo literario, cultural, pero muy actual, al grado de que a través de los textos que conforman Inventario se pueden ver los acontecimientos en el mundo cultural en 40 años.
“Son artículos maravillosamente escritos, que te dan mucha información y mucho placer al leerlos, porque resultan casi siempre divertidos. Es periodismo literario, pero literario no solo por los temas sino por la forma en que están escritos. Los protege el lenguaje y la visión que él tenía, que era muy especial”, añadió Cristina.
El literato sabía que tenía que entregar las cosas a una hora determinada y se ponía a trabajar; así, por más que estuviera interesado en leer otra cosa “o tuviéramos algún compromiso, cosa rara realmente, para él era sagrado el día de entrega”, recuerda Cristina.
“Aunque se preocupara pensando que no iba a terminar, pero el texto salía de casa y era absolutamente feliz, porque decía ‘me gané el pan y un ratito de descanso y de plática’. Para él era muy importante cumplir”.
Los tres tomos no dejan de ser más que el retrato del autor, porque ahí están sus preocupaciones, sus intereses, sus lecturas más recientes, su arrobamiento ante el pensamiento de otros: siempre le dio valor al intento de hacer cosas de otras personas.
“Quería que hubiera lectores, pero también relectores, y que entre los muy jóvenes existiera quien se interesara por los textos primarios, aquellos de los que partieron otras generaciones de lectores, como a la que él pertenecía”.
En la selección de los artículos periodísticos privó la intención de ofrecer lo mejor a los lectores, aun cuando faltaría mucho por publicar, “pero es que es una cantidad inmensa de trabajo: imagínate lo que son 40 años de vida”, comenta Cristina.
Desafíos
Con la entrega del Premio Excelencia en las Letras José Emilio Pacheco a Cristina Rivera Garza, se inauguró de manera oficial la Filey 2017, que tiene a China como país invitado de honor. Una de las primeras actividades fue la conferencia inaugural del Coloquio de Periodismo Cultural, a cargo de Javier Aranda Luna, quien alertó acerca de los desafíos del medio ante el surgimiento de las nuevas plataformas de lectura.
“El reto del periodismo cultural es el mismo que enfrentó Fernando Benítez hace varias décadas: buscar la verdad que se encierra en el arte, en cada obra. Encontrarla y darla a conocer, cuidando esa vocación y la materia prima, que es el lenguaje”, comentó.
Desde su perspectiva, más allá de la plataforma en la que se transmita la información, siempre hay que pensar en los contenidos: “La democratización de la cultura no debe significar su banalización, aunque el mercado empuje a ello”.