La crítica sitúa al ganador del Nobel de Literatura 2017, Kazuo Ishiguro, como pilar de una brillante generación de narradores británicos a la que también pertenecen Jualian Barnes, Ian McEwan y Martin Amis. No obstante, el escritor y editor mexicano Martín Solares piensa que Ishiguro bordea un registro inimitable.
“A Ishiguro —dice en entrevista para Milenio Digital— lo distingue de sus contemporáneos y predecesores la mezcla de un estilo único, que empieza a contar sus historias cuando la historia ya terminó”.
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Su literatura sortea los lugares comunes, “elude lo que otros escritores abordarían” y sus protagonistas “buscan ya no nuestra comprensión, sino nuestro oído, con la misma urgencia con que los personajes de Rulfo buscan a los lectores para solicitar su comprensión”.
[OBJECT]Pero hay una particularidad más notable que Martín Solares nos revela: “Todos los narradores de su generación han narrado peleas de box. Ishiguro se sienta en primera fila cuando todo terminó y nos cuenta el momento en que el hombre de la limpieza entra con una escoba y barre lo que queda del ring”.
Solares define el carácter elusivo de Ishiguro con uno de sus recursos más conocidos: un dibujo. Martín es autor del libro Cómo dibujar una novela, un ensayo poco convencional en el que, entre otras cosas, pone a la literatura bajo el microscopio del esquema.
Así, para él la estrategia narrativa de Kazuo Ishiguro tiene la siguiente forma:
—¿Qué hace de Kazuo Ishiguro un narrador irrepetible?
Demuestra que la literatura puede hacerse a partir de cualquier idea, no solamente a partir de las coordenadas que todos usamos habitualmente. Sin importar la supuesta extracción popular o poco literaria de algunos de sus puntos de partida, en sus novelas lo que destaca es el procedimiento, el modo de avanzar inconfundible y su capacidad para eludir lo principal y de este modo sugerir mejor la amplitud del desastre.
—¿Por dónde entrarle a Ishiguro?
Un artista del mundo flotante y Los restos del día son las mejores puertas de entrada a su obra. Después se necesita valor y entereza para disfrutar la bella desesperación a partir de la cual están contados Nunca me dejes o Los inconsolables.
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