El sudafricano William Kentridge, galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes, opina que el trabajo individual de los artistas contemporáneos forma parte de un proyecto colectivo que refleja “lo que es estar en el mundo” actualmente.
“El alcance de los premios parece reconocer esto”, señala en un comunicado, en el que asegura estar “encantado” de recibir la misma distinción “Es un gran honor estar entre los ganadores anteriores y formar parte de una comunidad de autores cuyo trabajo también ha sido reconocido en un contexto más directamente social”, añade.
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Kentridge (Johannesburgo, 1955) fue premiado hoy por ser “uno de los artistas más completos e innovadores del panorama internacional” y por estar “profundamente comprometido con la realidad”.
Atípico exponente judío blanco del arte sudafricano, Kentridge centra su obra en los horrores de la segregación racial, con una mirada especialmente avergonzada al régimen del “apartheid”.
Es un creador proteico que se inició desde muy joven con sus expresivos e intensos dibujos, abordó luego la pintura y el grabado, y con igual fortuna trabajó tapices, esculturas y el campo fotográfico. A principios del nuevo siglo incursionó en la animación de sus propios dibujos, lo que dio por resultado nueve cortos de animación de especial expresividad. También son célebres sus incursiones en la ópera, el teatro y la música.
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Nacido hace 62 años marcado por una familia de abogados especializados en defender a víctimas del apartheid, Kentridge ha tocado a lo largo de su carrera distintas técnicas, aunque ha sido el dibujo el vehículo que más ha utilizado para expresar emociones relacionadas con la realidad sociopolítica sudafricana.
*Con información de EFE
AG