Las hermanas Labèque y su conexión telepática al piano

Marielle y Katia, que han tocado la música de los más grandes compositores de todos los tiempos, incluyendo a los maestros del siglo XX, se presentarán con la OFUNAM este fin de semana.

Katia y Marielle han tocado juntas desde que eran niñas.
Editorial Milenio
Ciudad de México /

No son gemelas, pero su compenetración en el terreno de la música para dos pianos, se refleja en su conversación. En ocasiones, una comienza una frase y la otra la concluye. Entre ambas construyen ideas, las armonizan, intercambian puntos de vista.

Nacidas en Bayona, Francia, con dos años de diferencia, Katia y Marielle Labèque han tocado obras desde el barroco hasta nuestros días, con prácticamente todos los grandes directores del mundo y con las mejores orquestas. Han estrenado obras de compositores como Luciano Berio, Pierre Boulez, Philip Glass, Osvaldo Golijov y Olivier Messiaen, pero también de compositores jóvenes.

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[OBJECT]Empezaron su carrera discográfica con el pie derecho —o, con mayor precisión, con dos pies derechos—, porque grabaron la obra para dos pianos de Messiaen: Visions de L'Amen (Erato, 1970). "Todo fue cosa de suerte", afirma Marielle en entrevista antes de sus conciertos en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario.

Hoy a las 20:30 horas las hermanas Labèque presentarán un recital a dos pianos, mientras que sábado y domingo tocarán con la Orquesta Filarmónica de la UNAM (OFUNAM) a las 20:00 y las 12:00 horas, respectivamente.

Marielle Labèque recuerda que estaban tocando Visions de L'Amen en el Conservatorio de París y su autor pasaba por el corredor y se paraba a escucharlas. "Un día tocó la puerta para ver quién estaba tocando y nos dijo que tenía que hacer la obra en disco, que si queríamos grabarla".

El primer álbum de las Labèque fue algo inesperado, agrega la pianista. "Fue algo que vino del cielo y resultado de la suerte, porque después hemos trabajado con Berio, Boulez, Ligeti... Y lo mismo ha pasado con la música de hoy. Sin embargo, entonces era un desafío hacer este tipo de música", dice.


Con la OFUNAM interpretarán el Concierto para dos pianos y orquesta, de Max Bruch, "que seguramente nunca se ha tocado en México —comenta Katia—. Fue escrito dos años después de La consagración de la primavera, de Stravinski, y, claro, Bruch era considerado un compositor menor que había hecho una obra que podía haber sido escrita 50 años antes. Eso es verdad, pero es una música muy bella".

Su recital de hoy iniciará con la versión para dos pianos de La consagración de la primavera que escribió el propio Stravinski y que Katia califica de "bellísima, además de que es muy diferente. No tienes la parte redonda de la orquesta, entonces se oye todo muy claro. Es mucho más duro, más cruel...".

Marielle tercia para afirmar que se trata de una obra "de una arquitectura muy clara, porque cuando la iba escribiendo la tocaba en el piano. En una entrevista que está en YouTube dice: 'Yo no sabía cómo componerla para orquesta'. Podía tocarla al piano, pero no sabía cómo iba a hacer todos esos ritmos con la orquesta".

Katia explica que después interpretarán Seis epígrafes antiguos, de Claude Debussy, porque el recital "tiene que ver un poco con invocaciones paganas. Es el caso de La consagración de la primavera o la obra de Debussy, que habla de divinidades que no son humanas".

El concierto concluirá con Cuatro movimientos para dos pianos, de Philip Glass, "una pieza que hace trabajar tu imaginación. Con este tipo de música también puedes viajar muy lejos", dice Katia Labèque, pensado en los mundos que han recorrido musicalmente desde su encuentro con Messiaen.

¿Su comunicación es telepática? Katia menciona que hay una conexión muy fuerte entre ellas. "Estaba ahí desde niñas, pero después la música desarrolló una conexión todavía mucho más fuerte. Claro, cuando estamos en el escenario, eso es una fuerza también".


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