Vidente y astróloga: ¿Quién es la supuesta hija de Dalí?

Vidente, astróloga, tarotista y pitonisa televisiva de “mal karma”, María Pilar Abel Martínez podrá comprobar finalmente si es hija de Salvador Dalí

Ciudad de México /

La mujer que presentó la demanda en busca de probar si Salvador Dalí es su padre, María Pilar Abel Martínez, nació hace 61 años en Figueres, provincia catalana de Gerona. Es de profesión vidente, astróloga, tarotista y pitonisa que trabajó varios años en un programa de tarot en la televisión de su localidad.

Abel asegura que su madre, Antonia Martínez de Haro, tuvo un idilio con el pintor en Cadaqués, donde su madre se encontraba trabajando como empleada de hogar de una familia vecina de Dalí. El pintor vivía por aquel entonces con su mujer Gala en esa población de la Costa Brava catalana.

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Su madre, Antonia Martínez de Haro, tenía 16 años cuando comenzó a trabajar para un par de familias de Cadaqués. Allí se establecieron Dalí y Gala cuando la pareja regresó de Nueva York, a principios de los años cincuenta. Antonia conoció a Dalí cuando tenía 25 años y en 1955 la joven y el genio tuvieron relaciones sexuales varias veces. “Vivieron un amor clandestino”, asegura Pilar. Cuando se supo encinta, Antonia se mudó de vuelta a Castelló d'Empuries, donde contrajo matrimonio con Juan, un chico de 29 años que le dio sus apellidos a la recién nacida.

[OBJECT]Antonia y Juan tuvieron otra hija, Pepi, que falleció hace unos años. Ahora, sola y sin dinero, Pilar debe seguir con un proceso judicial que si termina a su favor, podría convertirla en millonaria. Aunque dice que nada de esto lo hace por dinero, lo cierto es que si el juez decide que Dalí era el padre de Abel, a ella le correspondería el 25 por ciento de la cuantiosa herencia.

Hasta los ocho años, Pilar pensó que era hija de Juan Abel y Antonia Martínez, la humilde pareja dedicada a trabajar para los ricos. Entonces su abuela materna le rebeló el secreto que ha marcado su vida. Mientras caminaban por Figueras, el pueblo natal del pintor, se toparon con un retrato suyo y, según cuenta la pitonisa, su abuela le dijo: “Ese es tu padre”. Después de aquel momento, que la dejó traumada, pasaron casi 50 años hasta que se atrevió a preguntarle a su madre si era verdad. No llegó a darle un sí rotundo, aunque tampoco un no, y con el paso de los años la madre enfermó.

Del genio del surrealismo asegura haber heredado el “sentir” la pintura, además está convencida de que tiene un gran parecido físico con el artista y también de que como él está condenada por un ‘mal karma’ a estar sola y a sufrir mucho por su pasado. Además, asegura que Dalí, como ella, era un esotérico: “Dalí era esotérico a tope. El pintó sus propias cartas (de Tarot). Y las fiestas que hacía en Portlligat, todo era esoterismo. Gala también era parasicóloga”, añade.

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Pilar empezó a trabajar como panadera cuando llegó a Gerona y se hizo muy amiga de sus jefes, Joan y Mireya, un matrimonio que le impulsó a reclamar la paternidad de Salvador Dalí. A través de ellos se puso en contacto con el representante legal del pintor, Robert Descharnes, quien accedió a hacer una prueba de ADN con una sonda gástrica utilizada en una de las últimas hospitalizaciones del pintor. Un compañero de trabajo y el cineasta Robert Bellsolá la acompañaron a París, donde tuvo un encuentro con el representante de Dalí. Pero después de muchos meses, éste contestó a Pilar que la prueba había dado un resultado negativo.

[OBJECT]Pilar tiene cuatro hijas, está divorciada y ya es abuela. Es muy conocida en Gerona, donde vive desde hace casi tres décadas. Por años ha sido la pitonisa de cabecera de la tele local Gi TV, donde se hacía llamar Jasmine. Es una mujer camaleónica, tan pronto lleva el pelo rubio platino como negro azabache.

En 2009 su cara volvió a saltar a los periódicos por una demanda que interpuso contra el escritor Javier Cercas, pues según argumentó en su momento, el escritor había usado su historia para crear a un personaje de la exitosa novela y película Soldados de Salamina. El juez falló en contra de la vidente, que había pedido 700 mil euros como compensación por el daño moral que le había supuesto el retrato literario, una demanda que fue desestimada.

La supuesta hija de Dalí no tuvo dinero ni para pagarse un abogado que llevara el proceso, por lo que pidió “justicia gratuita” por no poder sufragar los gastos de la exhumación del pintor.

Su economía nunca ha sido boyante, pero últimamente las cuentas han adelgazado.

No obstante, ella insiste que con su demanda no busca dinero, sino sólo “llevar con orgullo el apellido Dalí y ver una sonrisa en la cara de mi madre”.

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Con toda esta trama surrealista, quien seguro estaría feliz sería el propio Dalí, quien no sólo sigue vivo en sus obras y su legado, sino también en esta truculenta historia de su supuesto amorío.

*Con información de DPA y EFE

AG

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