Pese a ser considerado de izquierda, Nicanor Parra sorprendió a los intelectuales de la época durante la Guerra Fría, cuando aceptó una invitación a tomar el té de la esposa del ex presidente estadunidense Richard Nixon.
Por esa osadía lo vetaron en la Feria del libro de La Habana y se ganó el repudio de los comunistas, situación que lo alejó del poeta y Nobel chileno Pablo Neruda, quien tuvo un papel activo en el gobierno de la Unidad Popular del socialista Salvador Allende.
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"Sherlock Holmes", así se refería Parra a su colega Neruda. Fue él —según contó Parra en el libro Conversaciones con Nicanor Parra, de Leonidas Morales— quien evitó la extinción de los antipoemas:
"El asunto es que al día siguiente, o tal vez esa misma noche, después de unas dos o tres horas, [Neruda] entró al living y dijo: 'Aquí vamos a hacer un acto de magia'. Vino con una manta, y esta manta lo cubría de la cintura hacia abajo. Se veía que había algo entre la manta y él. Dijo unas palabras medio misteriosas, y de repente de debajo de la manta sacó la maleta con los poemas. Él entonces es responsable de que hayan aparecido los antipoemas y de que se hayan publicado alguna vez. La maleta se había quedado en Melipilla y un chofer de una de las micros la trajo y la entregó. Eso es inaudito, porque el maletín era de buena clase".
Pero pasaron los años y tras el episodio con Nixon las diferencias se profundizaron con Neruda, quien vivió y fue sepultado a pocos kilómetros de la residencia en la que Parra pasó sus últimos días, en el balneario de Las Cruces.
Incluso se dijo en los círculos intelectuales que cuando Neruda murió, en 1973, a los pocos días del golpe de Estado que instaló la dictadura de Augusto Pinochet, Matilde Urrutia, tercera esposa de Neruda, impidió que Parra entrara al velorio.
Parra, ganador del Premio Cervantes en 2011, murió este 23 de enero a los 103 años.
*Con información de AFP