Los cantos de trabajo de Los Llanos de Colombia y Venezuela, la Feria de Alasita en Bolivia y el punto cubano entraron a formar parte este miércoles de la prestigiosa lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, otorgado por la UNESCO.
Estas candidaturas latinoamericanas fueron aprobadas durante la reunión anual del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que se celebra entre el 4 al 9 de diciembre en la ciudad de Jeju, Corea del Sur.
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Esta distinción garantiza una mayor notoriedad del patrimonio cultural inmaterial en el mundo y contribuye a la supervivencia de estas expresiones transmitidas de generación en generación.
El punto cubano
El punto cubano nació entre los españoles asentados en el siglo XVII en los campos. Interpretado con instrumentos de cuerda, se enriqueció a través de los años con otros ritmos nacidos en Cuba como la guaracha y el son.
Consiste en una tonada o melodía, acompañada por la voz de una persona. Su nombre alude al uso de la 'púa' o pluma para puntear la guitarra al ejecutar melodías. Aunque tradicionalmente este género es oriundo de las zonas rurales, hoy en día sus variantes —una libre y otra en clave o cruzado— se ejecutan en toda Cuba.
Los cantos de Los Llanos
Estas tonadas que suelen escucharse al amanecer en Los Llanos de Venezuela y Colombia, en la voz de hombres a caballo que arrean ganado, fueron inscritas dentro del patrimonio que requiere medidas urgentes de salvaguardia.
Esta expresión viva está amenazada, según expertos, por la industrialización de la ganadería, que implica el transporte de los animales en camiones y la mecanización del ordeño.
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La Feria de Alasita
Los recorridos rituales en La Paz durante la Feria de Alasita, la fiesta de la abundancia en Bolivia, ingresaron por su parte en la lista representativa de la UNESCO de patrimonio intangible.
La tradicional Alasita —"cómprame", en aymara— arranca cada 24 de enero. Por espacio de un mes, miles de bolivianos compran todo tipo de bienes en miniatura fabricados por hábiles artesanos —casas, autos, dinero en dólares y pesos bolivianos, electrodomésticos y títulos profesionales— con el anhelo de que se materialicen en sus vidas.
El patrimonio cultural inmaterial designa prácticas y expresiones transmitidas de generación en generación, como tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y al universo.
*Con información de DPA y AFP.
FM