El escritor y dramaturgo español David Llorente resultó ganador del Premio Dashiel Hammett a la mejor novela de género negro en lengua española publicada en 2016 por su obra Madrid: frontera, publicada por editorial Alrevés.
En rueda de prensa, el director de contenidos de las Semana Negra, Ángel de la Calle, anunció este viernes los cinco premios que otorga este certamen literario, popular y cultural, que este año cumple su versión número 30.
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Las otras novelas finalistas fueron Noxa, de María Inés Krimer; Las tierras arrasadas, del mexicano Emiliano Monge; Maldita verdad, de Empar Fernández, y Soles negros de Ignacio del Valle.
El jurado se decidió por unanimidad por esta novela “por su originalidad y audacia estilística, y por su habilidad de usar la literatura como una herramienta de denuncia social”.
[OBJECT]Madrid: frontera cuenta historias de gente desesperada, sin voz, gente que quiere llorar y no puede (o no le dejan). Habla de una ciudad llena de vagabundos y come-basura, pero también de gente de arriba (de muy arriba) que niega todas esas realidades.
Por eso la novela se enfada, pues el autor asegura que este libro tiene alma y sentimientos, y por ello se erige en defensora de los indefensos, en portadora de luz y verdad, en adalid de la esperanza, esa que nunca debemos perder.
Al recibir la noticia, Llorente, por cuya novela galardonada recibió también el Premio Valencia Negra 2016, manifestó estar muy contento y satisfecho.
“No considero que Madrid: frontera sea un punto de inflexión, es verdad que es la novela negra que he escrito que se ha abierto más a otros géneros, pero considerando la novela negra como el género más capaz de tomar muchos elementos sin perder de vista la crítica social”, apuntó.
El Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro fue para La tinta del calamar, de Miguel Barrero, quien afirmó que “si me he hecho escritor seguramente será por haber estado aquí tantas veces”.
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En La tinta del calamar desentraña las claves del crimen no resuelto de un homosexual, ocurrido en 1976, que se transformó en una leyenda que perdura hasta hoy, pues en la plaza del periodista en Gijón, una placa recuerda a Alberto Alonso Blanco, conocido como Rambal, quien fue hallado muerto la madrugada del 19 de abril de hace 40 años en circunstancias nunca esclarecidas y que dieron lugar a la creencia popular de un complot para ocultarlas.
El Premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela de género negro fue para El peso del alma, de José María Espinar, mientras que el Premio Celsius fue para Róndola de Sofía Rhei y el Espartaco a la Mejor Novela Histórica fue para El impresor de Venecia, de Javier Azpeitia.
AG