A Ricardo Piglia se le podría describir como un prestidigitador de las letras. Manipulaba las palabras con la fluidez de un ilusionista. Ostentaba una lucidez envidiable que sabía aprovechar para mantener el equilibrio entre su curiosidad por la experimentación y la necesidad del rigor intelectual.
Podría decirse de él que fue uno de los escritores más notables de los últimos cincuenta años, pero ese sería un título indigno de su capacidad creadora.
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Piglia nació en 1941 en Androgué, una provincia de Buenos Aires. Se formó como historiador porque tenía la firme convicción de que si quería escribir no debía estudiar literatura.
“Pensé que sería mejor que estudiara algo que pudiera estar ligado a lo que quería hacer, pero que no fuera específicamente los estudios de la literatura, sobre todo porque donde yo estudié, en La Plata, en aquellos años, había criterios demasiado ajenos a cualquier posibilidad de impulsar a alguien a desarrollar una obra de ficción”, dijo en una conferencia. [OBJECT]
Publicó La invasión en 1967, un texto con el que ganó el premio Casa de las Américas, el primero que conformaría una extensa lista de reconocimientos.
En 1980, quebró los paradigmas que hasta entonces desplegaban las letras argentinas con su primera novela: Respiración artificial.
Piglia concebía la literatura como un acto de perseverancia: “los grandes momentos de la literatura tienen que ver con esos personajes que nunca abdican del intento de encontrar el sentido”, decía.
Entre sus últimos proyectos están Los diarios de Emilio Renzi, alter ego surgido de un juego de ideas inspirado en su nombre completo: Ricardo Emilio Piglia Renzi. Se trata de una obra planeada para publicarse en tres tomos. Dos de ellos —Años de formación y Los años felices— ya han sido publicados bajo el sello Anagrama.
Detrás de esas páginas respiran las lecturas que Piglia hizo de Defoe, Sterne, Dostoievski, Kafka, Proust, Fitzgerald, Faulkner o Hemingway. Con la compulsión de un perito forense, Piglia devela en esta obra “los amoríos iniciales, los estudios universitarios, los primeros entusiasmos, las primeras rebeldías y los primeros desengaños”, según se reseña.
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En 2015, el realizador argentino Andrés Di Tella comenzó a filmar 327 cuadernos, un documental inspirado en Piglia. En el transcurso de la filmación, le fue diagnosticada una Esclerosis Lateral Amiotrófica, enfermedad degenerativa que paralizó sus músculos y provocó que, eventualmente, tuviera que dictar sus textos a su asistente.
La cinta se convirtió en testimonio del proceso creativo de un escritor que, aunque sabía que luchaba contra la imbatibilidad del tiempo, se mantuvo, inmarcesible hasta el último momento; perseverante como la condición de su literatura.
Ricardo Piglia publicó cinco novelas —Respiración artificial, La ciudad ausente, Plata quemada, Blanco nocturno y El camino de Ida, todas editadas por Anagrama—, los cuentos de Nombre falso, La invasión y Prisión perpetua. También los textos Formas breves, Crítica y ficción, El último lector y Antología personal, en la que se perciben los primeros acercamientos al material que conformaría Los diarios de Emilio Renzi.
Murió este 6 de enero a los 75 años en Buenos Aires.
Premios
Premio Planeta Argentina 1997
Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2005 (Chile)
Premio de la Crítica 2010 (España)
Premio Rómulo Gallegos 2011 (Venezuela)
Premio Internacional de Novela Dashiell Hammett 2011 (Semana Negra de Gijón)
Premio Casa de las Américas de Narrativa José María Arguedas 2012
Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas 2013
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