Roberto Gavaldón: cronista de una época

Figura central del cine negro en México, sus películas permitieron hacer una crítica de la burguesía y de la intelectualidad de mediados del siglo XX.

“Creo que es uno de los primeros realizadores verdaderamente cosmopolitas en México”: Bonfil.
Jesús Alejo Santiago
México /

El cine de Roberto Gavaldón, sobre todo en películas como La otra, En la palma de tu mano, La diosa arrodillada o La noche avanza, se definió por hacer una crítica a su tiempo y, en especial, a una clase social y una intelectualidad a la que él mismo pertenecía, y cuya vigencia es clara en nuestra época.

“Vivimos un nuevo gusto o moda por el cine negro, que responde perfectamente bien a esta nueva forma de vivir”, explica el investigador y crítico Carlos Bonfil: “a las amenazas de la ultraderecha, las decadencias de una burguesía, las desigualdades sociales cada vez más pronunciadas y un clima de corrupción generalizada que es difícil de eliminar.

Desde su perspectiva, cuando las nuevas generaciones ven el cine de Gavaldón hoy día, puede descubrir la actualidad de esa obra, lo que intenta reflejar con el libro Al filo del abismo. Roberto Gavaldón y el melodrama negro (DGP-Secretaría de Cultura, 2016), a través del cual busca explorar cuáles habrían sido las influencias en algunas obras emblemáticas del cineasta, “cuál la originalidad de su propuesta, y si realmente correspondía llamar a sus películas como cine negro”.

El volumen pretende hacer ese rastreo, buscar sus vasos comunicantes, en particular entre el cine clásico estadunidense y el mexicano, y ver por qué en México, con todo lo que aportó Gavaldón, no pudo ir más allá para dar algo más que un melodrama negro, un cine alejado del que se practicaba en Estados Unidos.

“Por supuesto, había muchos factores que lo impedían, y uno de ellos era la censura. Otro era la falta de autores que realmente respaldaran una narrativa negra en el cine; Estados Unidos tenía a Dashiel Hammet, Raymond Chandler… tenía a verdaderos maestros de la novela negra, entonces era posible hacer ese cine, pero además tenía el aporte fundamental de directores exiliados de Europa que habían huido del nazismo, traían la carga cultural del cine expresionista alemán y llegaron a Hollywood a revitalizar lo que allí se hacía.

“En México hubo algo similar, nada más que algunos de nuestros directores se habían educado en Estados Unidos, y llegaron al país con otras ideas, con inquietudes de llevar más adelante sus temáticas, sus narrativas, tanto en el cine rural como en el urbano”, a decir de Carlos Bonfil.

Cine de autor

Dentro del cine urbano, explica el crítico, Roberto Gavaldón se vuelve el retratista de una época: el cronista de esa burguesía a la que él mismo pertenecía y que fotografió muy bien en películas como La diosa arrodillada o La otra, para lo cual retomó lo que estaba en el aire como narrativa negra para oscurecer el melodrama, para darle una forma que le permitiera ilustrar “lo que él advierte como una degradación social, por las injusticias sociales, por el clima de corrupción”.

“Todo su equipo hacía que un director considerado frío, académico, que trabajaba por encargo, a la larga se considerara justamente como un autor cinematográfico, capaz de imponer un punto de vista propio, y llevar al límite este tipo de empresas de cosmopolitismo fílmico, que era una cosa totalmente novedosa en el país.

“Creo que es uno de los primeros realizadores verdaderamente cosmopolitas en México, uno de los mejores retratistas sociales, un cronista de su propia clase, tanto de la intelectual como de la social. Y no sólo no ha perdido actualidad, sino que la ha ganado.”

Uno de los objetivos de Carlos Bonfil con Al filo del abismo. Roberto Gavaldón y el melodrama negro fue hacer una especie de estudio comparativo entre el cine del mexicano y el cine negro estadounidense, en busca de sus fuentes de inspiración, bajo la certeza de que Gavaldón tuvo la capacidad de captar una época y retratarla.

“Cuando veo una película muy oscura en la actualidad, ya sea de Luis Estrada o de Michel Franco, no puedo dejar de pensar que aquella herencia de Gavaldón y aquel cine, por tímido que fuera en ese momento, por incomprendida que estuviera a lo largo de décadas, hoy está siendo revalorada.

“Hay escritores, historiadores, críticos de cine, que se han asomado a la obra de Gavaldón, que lo han estudiado, que han desterrado prejuicios que venían de largo tiempo. Creo que queda mucho por hacer y espero que este libro sea una contribución a eso”, en palabras del investigador.

Se trata de un esfuerzo por lograr que las nuevas generaciones conozcan más de cerca lo que fue la llamada “época de oro del cine mexicano” con una óptica muy distinta a lo que se podía hacer décadas atrás, a través de la obra de una figura fundamental para la cinematografía nacional, aunque durante muchos años un tanto incomprendido.

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