Para el equipo del Gran Acuífero Maya el trabajo no solo no terminó con el hallazgo de la conexión entre cuevas, que se convirtió en la cueva inundada más grande del mundo, Sac Actun (Cueva blanca en maya), el pasado 10 de enero en Quintana Roo, con 347 kilómetros de largo. Las exploraciones continuaron, de tal modo que ya se añadieron cuatro kilómetros más; además, los hallazgos arqueológicos también aumentaron: de 100 a 198, y las hipótesis de investigación son todavía más claras, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en conferencia de prensa.
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El director de este proyecto, el doctor Guillermo de Anda Alanís, y su jefe de exploración, Robert Schmittner, mencionaron que este lugar tiene 248 cenotes o entradas, y 198 contextos o hallazgos arqueológicos, de los cuales 138 son de la época maya y el resto pertenecen a la época del Pleistoceno.
Descubrimientos
Entre los hallazgos nuevos se cuentan restos de dos humanos, ubicados a distancias considerables de la entrada de sus cuevas. “Uno de ellos es un esqueleto bien preservado, aunque sus partes están dispersas, lejos de la entrada de la cueva hasta mil 300 metros; el otro es un cráneo concrecionado que está en proceso de estudio, que al estar unido a una roca indica que se requirieron muchos años de lluvia y de goteo encima de él, pero una cueva seca, en la que fue encontrado, está inundada desde hace 8 mil o 10 mil años aproximadamente”.
Ellos se suman a dos restos más que fueron encontrados en esta zona antes de este proyecto, uno en el Cenote Pit y otro más en el Cenote Hoyo Negro, este último es un individuo femenino popularmente conocido como Naia, que tiene una antigüedad de 12 mil 600 años. Estos cinco restos son muy importantes porque probablemente son individuos tempranos, pre cerámicos, señaló De Anda.
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Otro hallazgo importante, en un contexto probablemente dedicado al dios maya del comercio (Ek Chuah, deidad del cacao y de la guerra)consiste en un cenote dentro de una cueva, al cual se accede a través de una escalera prehispánica que llega a nivel del agua.
Al centro del cenote hay un montículo aparentemente natural que hace las veces de una isla, al centro de la cual se encuentra una vasija ofrendada. Debajo del agua puede verse una gran cantidad de restos de cerámica, entre los que se incluyen partes de un incensario Chen Mul, con la imagen Ek Chuah.
Igualmente se han podido registrar osamentas de osos perezosos gigantes, contextos funerarios y sacrificiales mayas con huesos, que presentan evidencias de uso ceremonial, asociados a restos de carbón y material cerámico; diversos montículos de piedras a manera de marcadores o mojoneras, debajo del agua, construcciones y modificaciones de la cueva a manera de pasillos, así como altares y adoratorios; cerámicas y grabados en paredes y cuevas.
Hipótesis nuevas
“Muchas veces me han preguntado cuál es la importancia de esta cueva —refiere De Anda—, saber cuánto mide, dónde está y qué hay ahí, así como poder representar gráficamente sobre un mapa estos sitios, permite establecer hipótesis más claras acerca de la interacción humana y la fauna extinta. Este lugar le da contexto a sitios que ya están siendo estudiados como los cenotes Hoyo Negro, Pit y otros”.
Entre las nuevas hipótesis que establece este equipo interdisciplinario de trabajo está la de que la presencia humana data de hasta 9 mil (y no de 3 mil, como se creía). Otra es que este sitio era parte de las rutas mayas de comerciantes que venían de Sudamérica o de Tabasco, por ejemplo: “Estos mercaderes seguían rutas establecidas y usaban estos sitios como puntos de peregrinaje ritual, hacían paradas en altares y lugares sagrados para hacer un intercambio con los dioses y han dejado su huella ahí”, señala el arqueólogo subacuático Guillermo de Anda Alanís.
Hacia un nuevo récord
De Anda señaló que para llegar a este descubrimiento se necesitó del trabajo de más de 100 exploradores durante 30 años. En los últimos 14 años Robert Schmittner logró encontrar la cueva inundada más grande del mundo, que pronto se convertirá en la cueva inundada y seca más grande del orbe.
“Estamos preparando una conexión con otro sistema, Kook Baal, que tiene 93 km; vamos a explorar otros 20 km de pasajes para hacer la conexión, por lo que la cueva llegará a 500 km. En Quintana Roo hay mil 400 km de cuevas en 358 diferentes sistemas relativamente cerca unos de otros, pensamos hacer conexiones que nos den más de mil km en total”, dijo Schmittner.
Finalmente, Roberto Junco, subdirector de Arqueología Subacuática del INAH, informó que se promoverá la declaratoria del sistema Sac Actun como Bien Mixto, ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El proyecto Gran Acuífero Maya cuenta con recursos económicos de la Comisión Andina de Fomento del Banco para el Desarrollo de América Latina, National Geographic Society, Aspen Institute Mexico, Universidad Tecnológica de la Riviera Maya y el INAH.
Tan solo en sus dos primeros años esta investigación tuvo un costo estimado en 250 mil dólares.