Margarita Zavala asegura que no es la tía aburrida de la familia, al contrario, es muy divertida, y confiesa que la mayor locura en su vida fue entrar a la política.
Se considera una pecadora estándar y su placer culpable son los Cazares con chamoy.
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Aunque dice no extrañar Los Pinos, hoy junta firmas para ser candidata independiente a la Presidencia.
Éste es el Interrogatorio Milenio con Margarita Zavala.
¿Cómo es un día normal en tu vida?
Me levanto muy temprano, volteo a ver el teléfono, a leer los mensajes porque mi equipo me tiene preparado un resumen de las noticias más importantes; levanto a mi hijos, al que no se ha levantado; me voy a una reunión porque empiezo muy temprano con mi equipo; voy a dar clases y depués me voy de viaje o sigo con entrevistas.
¿Regresaste a la docencia?
Nunca la he dejado. Empecé dejando la carrera y nunca la deje, es lo que más me gusta hacer. En los seis años en los que Felipe (Calderón) fue Presidente, di clases; en los tres años que fui diputada federal, di clases; en los tres años que fui diputada local, di clases.
¿Cómo compaginas la docencia con tus actividades políticas?
Con mucha imaginación, cómo compaginamos las mujeres toda nuestra vida todos los días, y la verdad es un tema menor; vas haciendo balances y respondiendo a tus compromisos con las circunstancias que lo exijan.
¿Serás presidenta?
Lo seré porque sé muy bien lo que necesita mi país, sé la urgencia en la que está viviendo, la gran encrucijada en la que está nuestro México.
¿Cuándo te diste cuenta que querías ser presidenta?
Uno tiene que hacer discernimientos a partir de diagnósticos nacionales y de lo que quiero, y a mí me queda muy claro, en ese entonces, cuando lo decidí, que el país estaba mal y sigue estando mal.
¿Cuando eras niña soñabas con ser presidenta?
Cuando era niña soñaba como una niña, pero siempre fui educada en el amor a México y con el tiempo te vas formando una vocación de amar y servir a México.
¿Qué libros te han marcado?
La Biblia, que la leo. Un regalo que me dio mi mamá, normalmente nos daba libros, me dio un libro que es de Bernadette Devlin, se llama El precio de mi alma, que es de una joven que entra a la política en Irlanda, en ese momento tan fuerte de violencia entra a la política y es la primera diputada de la oposición.
¿Tu película favorita?
Me gustó mucho Amores Perros, es muy fuerte pero es muy buena. Me gusta La Misión, me gusta muchísimo.
¿Cuál es el caso que más te ha impactado en tu carrera?
Yo entré a la política con una serie de convicciones y siguiendo una doctrina o una ideología que tiene que ver con lo social. ¿Qué me hace pensar que hice bien al estar escogiendo mi vocación? El terremoto del 85, no sólo porque sacudió al país, sino por cómo la gente salió.
¿Cuál es tu peor miedo?
Me da miedo la mentira, no me gusta la mentira y en materia pública una mentira causa muchos daños.
¿Cuál es tu peor error?
Como todos tengo errores y aciertos, soy pecador estándar, son importantes los errores, primero que los reconozcas y que los corrijas; lo que puedas corregir, que si ofendiste, que haya una disculpa, pero hacia adelante.
¿Qué llevas contigo siempre?
En mi bolsa traigo siempre, normalmente me regalan imágenes religiosas, tengo mi credencial del INE, uno o dos libros porque me gusta mucho leer, mi celular porque yo estoy conectada a todas horas.
¿Cuál es tu comida favorita?
Me gustan mucho los huauzontles, son riquísimos, son más bien del centro de la ciudad, me los han cocinado en casas, desde luego en mi casa, pero cuando he ido a Hidalgo, al Estado de México; me gustan los chiles rellenos y la alcachofa y los elotes con chile.
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¿Tu placer culpable?
El chamoy con Cazares, por ejemplo, con Miguelito de agua y de polvo.
¿Extrañas Los Pinos?
De casa, de cosas materiales, no extraño nada, lo que quiero ver es un México bien.
¿Tu mayor locura?
Entrar a la política.