Hacia las 12:30 horas se dio apertura al Salón Literario de la FIL, en el auditorio Juan Rulfo de la Expo Guadalajara, con el discurso de Paul Auster sobre el papel de la literatura en general y de la poesía en particular.
El escritor norteamericano hizo un especial énfasis en lo que significa la literatura y su misión de ofrecer una visión nueva sobre el mundo cotidiano, nos enseña a sorprendernos de nuevo por lo que nos rodea.
Asimismo hizo un repaso los algunos de los principales ponentes de la literatura estadunidense y su cercana relación con la poesía francesa:
“El desarrollo total del verso inglés se ha logrado robándoselo a los franceses, Stevens escribe que ‘el francés y el inglés constituyen una sola lengua’, cuando un poeta observa a otro poeta de otro país (y de otra lengua), lo que hace es buscar inspiración, es que está buscando algo que no tiene disponible en su propio idioma ni su propia literatura, significa que quiere liberarse de los confines de su propia cultura, pero lo hace porque quiere hacer algo propio, adueñándose de algo externo para volver a su propio lugar”, detalló Auster.
Además mencionó que los autores siempre están observando a los otros escritores, porque “siempre partimos de algo, nadie puede trabajar desde el vacío, leemos a los otros para encontrar cosas que nos ayuden a nuestro propio propósito”.
El galardonado continuó con su repaso sobre quienes él considera como los mejores poetas de inicios del siglo XX.
“Estamos hablando de que los mejores poetas de inicios del siglo XX: Larbaud o Apollinaire podrían ser vistos como respuestas transitorias a lo que Whitman ya había hecho, es verdad que cada uno tenía sus propias preocupaciones y tenían mucho que hacer con los espíritus que se habían desarrollado desde ciertos poetas del siglo XX en los Estados Unidos, de la llamada escuela de Nueva York: Frank O' Hara y John Ashbery, que por cierto ambos eran francófilos”.
Por último habló sobre el trabajo de Guillaume Apollinaire y Frank Ohara.
“Yo siento que el alma de Apollinaire fluyó por el océano después de su muerte en 1915, y después y quiso habitar la mente de Frank Ohara, porque los parecidos que existen entre ambos son asombrosas y hasta inquietantes: su amor por la poesía urbana, el hecho de vivir rodeados de pintores radicales: Apollinaire por el cubismo y Ohara por los expresionistas abstractos. Además que de ambos murieron jóvenes”.
Al finalizar la ponencia, Auster recibió no solo el aplauso del público, sino también la medalla Carlos Fuentes.
GPE