Ray Lóriga, l ganador del Premio Alfaguara de Novela con Rendición concluye su gira de presentaciones en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), tras recorrer 13 países de habla hispana.
“La gira concluye aquí, y ha sido frenético pero muy bonito, han sido trece países entre todos, desde Estados Unidos hasta Chile, toda América, de nuestra lengua, sobre todo, con entrevistas, presentaciones, muchos viajes, pero fue muy interesante reencontrarme con amigos, conocer nuevos escritores, nuevas literaturas, tomándole el pulso a nuestro mundo”.
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¿Qué posibilidades de difusión te ha dado el Premio Alfaguara de encontrar nuevos lectores en Latinoamérica?
Había países como México o Colombia a los que iba más seguido, pero hacía años que no pasaba por Argentina, Chile, Uruguay, y países que no conocía: República Dominicana, Ecuador, Perú.
¿Qué es lo que te sorprende de esta gira por trece países de habla hispana?
Por un lado, ver lo diferentes que son las situaciones en estos países. Por otro lado, no tan distintos entre nosotros. Eso vale igual para gente de mi mismo idioma o para rumanos. Al fin y al cabo somos más parecidos de lo que parece, lo cual es un consuelo.
A propósito de la fábula metafórica que propones en Rendición, ¿fue tu intención que a “la ciudad transparente” se le relacionara con las redes sociales, donde muchos publican casi todo sobre su vida personal, familiar o laboral, o qué comen, qué hacen, qué beben, dónde están?
Estaba inherente al libro. Hay una metáfora muy concreta del asunto de la autodelación, de la pérdida de la privacidad y de cómo esto ha cambiado los patrones y parámetros de conducta social, y también la manera en que nos vemos a nosotros mismos. Hay en la ciudad transparente una clara relación y una clara metáfora del tiempo y de la sociedad pública a la que no nos han obligado a entrar. Nos hemos entusiasmado con las redes sociales a la hora de entregarnos, lo cual me crea sensaciones de extrañeza, de curiosidad, de ver cómo nos elaboramos otra vez a nosotros mismos tanto en lo privado como en lo social.
¿Cuál fue el origen de la fábula de “la ciudad transparente” en tu novela?
El punto de partida fue el concepto de la traslación personal, el hecho de cuánto puede uno moverse y en qué contextos puede trasladarse sin perder el contacto consigo mismo. En ese sentido, parte fundamental de las redes sociales es quiénes somos realmente, o quién es cada uno de nosotros; es decir: ¿hay algo de esencia en cada uno de nosotros o nos vamos construyendo por reflejo de un contexto o grupo social? Este era el tema que más me interesaba, de ahí que trasladé a un personaje, lo saqué totalmente de su hábitat para llevarlo a otro lugar y ver qué quedaba de él, cómo asumió no solo quién era, sino quién creía haber sido antes.
Tal como el protagonista de Rendición, llega un momento en que nos cansamos de “la ciudad transparente” y preferiríamos regresar a nuestros orígenes.
Lo que pasa es que cuando él vuelve a la aldea se da cuenta que ya no existe, no es la visión en ese sentido nostálgico, melancólico, de volver a las raíces, porque en realidad cuando vuelve ya no hay nada. Se da cuenta que todo eso ha desaparecido y se queda como en tierra de nadie.
¿Cómo no te gustaría que fuera leído el libro considerando las redes sociales?
No me gustaría que el libro fuera leído como una especie de salmodia o de consejo. Simplemente matizar y valorar qué entregamos de nosotros mismos, qué guardamos dentro de esta sociedad para vivir de cara a los demás.
RL