Las farmacéuticas apuestan por las fusiones

Después de la reunión de la industria en San Francisco, California, las expectativas son de abundantes fusiones y grandes adquisiciones para 2018.

David Crow
Ciudad de México /

Por más de 36 años, los ejecutivos farmacéuticos han acudido a San Francisco (la Davos de la industria), para participar en la conferencia de salud organizada por JPMorgan. El evento sirve para reunirse con rivales y llegar a acuerdos.

Este año, el ritmo de las discusiones fue más frenético, según los abogados y banqueros, y predicen que las conversaciones se transformen en una cosecha de fusiones y adquisiciones en 2018.

“Es el periodo más activo que puedo recordar en muchos años, desde antes de 2008”, dice Mike Silver, abogado corporativo de Hogan Lovells, quien asesora sobre acuerdos a empresas de atención de salud desde hace cuatro décadas.

Las grandes farmacéuticas “están llenas de dinero” y tienen una renovada sensación de optimismo después de la reforma fiscal del presidente Donald Trump, lo que provocó que fuera más barato tener acceso a miles de millones de dólares de efectivo.

Silver asesoró a Celgene, un grupo estadounidense de biotecnología, en su adquisición por 9,000 millones de dólares (mdd) de la compañía de terapia celular Juno.

Este año se dio el mejor inicio para la atención de salud, fusiones y adquisiciones desde, al menos, 2007: cuando comenzó enero se anunciaron acuerdos por casi 30,000 mdd, según Thomson Reuters.

Pero los ejecutivos de grandes farmacéuticas advierten que el exceso de exuberancia podría frenar la actividad en los acuerdos. Sobre todo, dicen, si las valoraciones de las innovadoras empresas de biotecnología que tienen planeado comprar son demasiado altas.

Esta opinión se respalda por estos datos: los compradores de empresas de servicios de atención de salud acordaron pagar una prima promedio de 81%, según el proveedor de datos Dealogic, muy por encima del monto que se pagó en 2017 de 42%.

[OBJECT]“Creo que las empresas más pequeñas, que todavía no generan ventas o ingresos, siguen siendo muy caras comparadas con las que han aprobado medicamentos”, dice Robert Bradway, director ejecutivo de Amgen, el grupo de biotecnología más grande del mundo.

Se espera que Bradway repatrie hasta 39,000 mdd, pero insta a tener cuidado de no derrochar el dinero en acuerdos caros, sobre todo, cuando las posibles empresas objetivo pueden obtener valoraciones más altas.

Jeff Stute, codirector de la Banca de Inversión Global de Salud de JPMorgan, dice que muchas empresas innovadoras de biotecnología “tuvieron un buen desempeño de sus acciones y cada vez que necesitan recaudar capital, los mercados de valores han sido bastante receptivos”.

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No todos los ejecutivos de las grandes farmacéuticas están de acuerdo en la compra de potenciales que sean demasiado caros.

Michel Vounatsos, director ejecutivo de Biogen, una gran compañía de biotecnología enfocada en la neurología, dice que las valoraciones reflejan un año “estelar” para la biología, con avances en el tratamiento de la enfermedad de Huntington, migraña, esclerosis múltiple y atrofia muscular espinal. “Evaluamos diferentes objetivos todo el tiempo, ya sea compañías preclínicas o pequeñas y medianas empresas, y no llegamos a decir ‘no’ debido a una valoración”.


Algunos ejecutivos de la industria dicen que la disposición de un comprador de pagar en exceso depende de qué tanto la necesita para reponer sus proyectos de medicamentos.

Celgene, que anunció acuerdos por un valor de 16,000 mdd en lo que va del año, se dice una especie de “comprador en dificultades”, ya que se acerca a un gran acantilado de patentes. Revlimid, su principal medicamento contra el cáncer, representa casi dos tercios de los ingresos, pero enfrentará la competencia de sus rivales genéricos más baratos en 2022.

Entonces, ¿por qué los grupos de biotecnología pequeños y medianos se venden a las grandes farmacéuticas si son capaces de recaudar mucho dinero de los inversionistas privados y los mercados públicos? Una razón es que muchas de esas compañías son buenas para descubrir y desarrollar medicamentos, pero batallan cuando se les da la tarea de crear fuerzas de ventas para comercializar sus productos.

“Sospecho que hay empresas públicas que acudieron al mercado con sus medicamentos y que no anticiparon tener que comercializar sus medicinas”, dice Darren Carroll, vicepresidente senior de Eli Lilly, que es el principal negociador de la compañía. “Algunas de estas personas están en el negocio de construir y vender compañías, no de vender medicamentos”.

Carroll no dio nombres de las empresas, aunque los inversionistas a veces señalan a un trío de biotecnología contra el cáncer —Tesaro, Clovis y Puma— como ejemplos de grupos con un producto único que aún son independientes a pesar de ser consideradas como blancos de adquisición.


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