Trump sacude los autos en México

La hostilidad del presidente electo hacia el TLCAN ejerce presión en grupos automotrices como Ford y GM para mantener la fabricación en EU.

Ford produjo 363,396 autos el año pasado, 9.7% menos que en 2015.
Peter Campbell
Ciudad de México /

La industria automotriz de México experimentó un crecimiento extraordinario en 22 años desde que el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) entró en vigor y abrió el mercado de Estados Unidos (EU).

La producción aumentó más del triple para llegar a 3.4 millones vehículos en 2015, y 82% de las exportaciones del país, 2.7 millones de coches ese año, tuvieron como destino Estados Unidos y Canadá.

Pero el anuncio de Ford del martes pasado de que abandonaba sus planes de construir una nueva planta automotriz en México destaca la seria amenaza que Donald Trump, el presidente entrante de EU, plantea para la industria. El presidente electo reprendió públicamente a las empresas estadounidenses que trasladan los puestos de trabajo al sur de la frontera, incluyendo a General Motors la semana pasada, y amenazó con anular el TLCAN.

Sergio Marchionne, director ejecutivo de Fiat Chrysler, ya describió la elección de Trump como “algo que cambiará el juego” para la industria automotriz.

Desde 1994, los bajos costos de mano de obra, el libre acceso al mercado estadounidense y los acuerdos de libre comercio que abarcan a otros 44 países, impulsaron a México para convertirse en el séptimo mayor fabricante de automóviles del mundo y en el cuarto mayor exportador. Sus plantas y cadenas de suministro crean más de 750,000 puestos de trabajo.

Los proveedores mexicanos también suministran 40% de todos los componentes que se utilizan en los coches que se ensamblan en EU, incluyendo casi todos los cinturones de seguridad, las bolsas de aire y los forros de los asientos que se integran a la fabricación de automóviles en EU. En total, un tercio de todas las exportaciones de México que van a Estados Unidos son coches o componentes asociados.

“Sin duda, el éxito de México en la fabricación de vehículos está ligado estrechamente a EU, y cualquier cambio en eso puede tener un impacto en la producción y en la inversión en el país”, dice Bill Rinna, analista senior del grupo de pronósticos LMC Automotive.

La base de costo más baja en México también significa que los fabricantes a menudo utilizan las plantas en el país para armar vehículos que no serían rentables si se fabricaran en EU.


Los analistas a menudo citan el ejemplo del Chevrolet Cruze, el vehículo que provocó la ira de Trump el martes, cuando tuiteó que GM se topará con un “impuesto fronterizo más alto” por importar coches de México a EU. Aunque la versión sedán del Cruze se fabrica en EU, el modelo hatchback de menor precio se produce en México.

“Todos los fabricantes nacionales batallan para ganar dinero con el ensamblado de coches pequeños de pasajeros en EU”, dice un ejecutivo de una automotriz no estadounidense cuando habló sobre la decisión de invertir en México. “Económicamente, tiene más sentido fabricar en México”.

Pero eso puede cambiar bajo el gobierno de Trump, quien tomará posesión el 20 de enero. Durante su campaña, habló de imponer un arancel de 35% a los vehículos que se exportan de México a EU. La semana pasada, eligió a Robert Lighthizer, desde hace mucho tiempo un escéptico del libre comercio, para que asuma el cargo de Representante de Comercio de EU.

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La hostilidad que muestra Trump contra los coches que se fabrican en México y las críticas hacia las automotrices estadounidenses se consideran ampliamente como uno de los factores detrás del anuncio de Ford de cancelar sus planes para invertir en una planta de 1.6 millones de dólares (mdd) en San Luis Potosí. La compañía también dijo que invertirá 700 mdd en su fábrica de Flat Rock, Michigan, donde creará 700 nuevos puestos de trabajo y construirá una línea de nuevos vehículos eléctricos e híbridos.

En entrevista con Financial Times, altos ejecutivos actuales y anteriores de las principales automotrices con plantas en México dijeron que el país seguirá siendo atractivo como un sitio de fabricación de bajo costo, incluso si Trump y el Congreso que dominan los republicanos encuentran la manera de desacelerar o frenar el flujo de vehículos que entran a EU.

Pero los datos de ventas actuales muestran lo importante que aún es Estados Unidos: En 2015, 60% de todos los coches que se fabricaron en México se vendieron al mercado estadounidense, de acuerdo con LMC Automotive. UBS, el banco de inversión, señala que más de la mitad de esas exportaciones que entraron a EU las hicieron las “Tres Grandes” de EU: Ford, GM y Chrysler, esta última propiedad Fiat.

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Las estadísticas que recopiló la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), muestran que GM fue el mayor exportador de vehículos hacia EU, y le siguen Fiat Chrysler, Nissan y Ford.

La exposición de GM al mercado estadounidense es menor que la de sus competidores, pues vende una gran cantidad de sus vehículos dentro de México y también a Centroamérica y Sudamérica, así como Asia. Alrededor de 68% de los coches de GM que se armaron en México se vendieron a EU y Canadá en 2015.

Como comparación, 93% de los 104,000 vehículos de Toyota tuvieron como destino EU y Canadá. Las operaciones mexicanas de la automotriz japonesa se encuentran entre las que más dependen de las exportaciones del TLCAN.

Entre los otros que están en el mismo barco se encuentran Ford y Fiat Chrysler, según la AMIA. Nissan es la mayor automotriz en México con una fabricación anual de 823,000 vehículos. Pero vende más de un tercio en el mercado local y también exporta a Sudamérica y Asia.

Mazda, Volkswagen y Honda utilizan a México como base para la producción de coches para Europa, pero incluso ellos envían 50%, 70% y 83%, respectivamente, de sus exportaciones mexicanas al otro lado de la frontera con Estados Unidos. La pregunta ahora es si otras automotrices seguirán el ejemplo de Ford y van a reubicar el trabajo de México.

Un alto ejecutivo insistió en que las plantas automotrices son “inversiones a largo plazo” que “no se van a revertir en el transcurso de una sola presidencia”.

Agregó: “Por supuesto que hay presión. Te enfrentas a la presión política todos los días en este negocio, pero al final tenemos que hacer lo que es correcto para la operación”.

Después de todo, Ford tal vez llegó a los titulares -y recibió tuits de aprobación- por abandonar los planes de la planta de San Luis Potosí, pero en su anuncio también señaló que traslada la producción del Focus de su planta en Wayne, Michigan, a una instalación ya existente en Hermosillo, Sonora.


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