La noche después del discurso de toma de posesión de Trump, los noticieros japoneses de televisión reunieron a los expertos habituales para debatir los dos aspectos que más preocuparon a Japón: qué va a significar exactamente para el yen lo de "Estados Unidos primero" y cuál es la mejor traducción para la palabra "carnage" (carnicería).
En el segundo caso, los expertos rápidamente concluyeron que es la palabra "gyakusatsu". En lo primero, nadie parecía avergonzarse mucho al admitir que no tenían ni idea. Cuando Tokio comenzó sus operaciones el lunes, con un yen fortalecido de 113.70 yenes por dólar en comparación con su mínimo del viernes de 115.36 yenes por dólar, tampoco quedaba muy claro que el mercado tuviera gran idea. Las explicaciones habituales de los operadores de que "el yen es un refugio seguro" y el argumento de los analistas macro —de que el proteccionismo de Trump en algún momento debilitaría al dólar— ofrecieron la música de fondo habitual.
Pero la dirección de la moneda japonesa hacia la zona de 113 yenes por dólar, dicen algunos, puede representar una equivocación absoluta y una razón para acumular dólares antes de que ocurra una recuperación que podría llevar al billete verde de nuevo a la paridad de 120 yenes por dólar o incluso a 125 en los próximos meses. Sin lugar a dudas, las declaraciones de políticas de Trump desafían una conversión cómoda de casos al alza o a la baja, pero la expansión fiscal todavía aparece en las cartas. Por su parte, los analistas de NatWest Markets, argumentan que ya que el Comité Federal de Mercado Abierto parece "inusualmente unido" en su petición por tasas de interés más altas, el dólar pronto podría comenzar a operar en un rango de 115 a 125 yenes por dólar, a medida que el diferencial de las tasas haga su magia. Entre todas las monedas del G10, la paridad entre el dólar y el yen es la más sensible a las tasas de EU.
Pero si no llega el alza del dólar, la paridad entre este y el yen podría llegar a tener una función incluso más importante en las próximas semanas: como barómetro de qué tanto la incertidumbre política (o la simple fatiga de la tendencia al alza del billete verde) descarta el desempeño estacional regularmente predecible de la paridad entre el yen y el dólar en esta época del año. De acuerdo con los analistas de Bank of America Merrill Lynch, durante la década pasada, el dólar se recuperó en promedio casi 2 por ciento desde finales de enero hasta principios de abril.