Rex Tillerson, la separación del petróleo y el Estado

Durante su carrera en ExxonMobil, el nuevo secretario de Estado de Trump destacó como gestor, no por su visión estratégica. Rusia es su punto flaco.

”Republicano de Texas, cristiano practicante y director ejecutivo de ExxonMobil, Tillerson no parecía un aliado natural, pero al final usó su influenc
Ed Crooks
Ciudad de México /

La gran oportunidad de Rex Tillerson llegó en enero de 1998, cuando se hizo cargo de las operaciones de Exxon en Rusia y la región del Mar Caspio, que incluían el prometedor, pero complicado, proyecto petrolero Sakhalin 1.

Bajo su liderazgo, el desarrollo comenzó a producir en octubre de 2005, de acuerdo con lo programado, y solo 30% por encima del presupuesto original. Fue un gran logro: el proyecto de gas natural licuado Sakhalin 2 de Royal Dutch Shell en la misma zona tenía un retraso de un año y su presupuesto se duplicó a 20,000 millones de dólares (mdd).

Esta experiencia alimentó la polémica sobre su candidatura para ser el secretario de Estado de Estados Unidos (EU). Se enfrentó a las críticas del senador Marco Rubio sobre Vladimir Putin y los derechos humanos. John McCain, senador de Arizona, expresó que estaba “muy preocupado” porque Tillerson aceptó en 2013 la Orden de la Amistad de Rusia de las manos de Putin. Sin embargo, la semana pasada el camino se liberó. Tanto McCain como el senador Lindsey Graham, de Carolina del Sur, apoyaron su nominación.


Un camino difícil

Tillerson tomó las riendas de Exxon en 2005, cuando las condiciones eran difíciles para las grandes compañías petroleras. La revolución del esquisto en EU la lideraban pequeñas y medianas empresas que eran más ágiles que los gigantes de la industria. La creciente preocupación por la amenaza del cambio climático alentó a los gobiernos a apoyar la energía renovable, incluyendo los biocombustibles, los vehículos eléctricos y las mejoras en la eficiencia de consumo de combustible.

Algunas de sus decisiones parecían errores no forzados. Acordó comprar XTO Energy, el principal productor de gas de esquisto, por 41,000 mdd, incluyendo deuda, en diciembre de 2009, poco antes de que los precios de gas de EU empezaran a caer por varios años.

Algunos dicen que aún es demasiado pronto para decir que ese acuerdo es un fracaso y que le dio a Exxon la valiosa experiencia en la producción de esquisto. Pero Anish Kapadia, de Tudor Pickering, argumenta que el acuerdo de XTO “realmente no funcionó”, porque Exxon era demasiado lento para transferir ese conocimiento del gas y ser más rentable en la producción de petróleo.


Pragmatismo ante todo

Un hecho revelador sobre el estilo de liderazgo de Rex Tillerson llegó con su participación en el movimiento de scouts. En el verano de 2012, poco después de que el ahora secretario de Estado de EU terminara su periodo como presidente de los Boy Scouts of America, la organización reafirmó su postura de que “las personas abiertamente homosexuales” no podrían ser miembros.

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Sin embargo, más o menos al mismo tiempo se formó un grupo llamado Scouts por la Igualdad que hizo campaña para revocar la política. Rápidamente ganó respaldo, dividió al movimiento y a la opinión pública. Tillerson no parecía un aliado natural para la reforma: republicano de Texas, cristiano practicante y director ejecutivo de ExxonMobil. Pero al final lo convencieron de que la prohibición a los homosexuales perjudicaba a la organización y usó su influencia para levantar esa postura.


La ecuación rusa

En 2011, la buena relación que desarrolló Tillerson con la compañía estatal rusa Rosneft - y en particular con su director ejecutivo, Igor Sechin, un aliado cercano de Putin- tuvo muy buenos frutos. Exxon firmó una serie de acuerdos para los proyectos de esquisto de Bazhenov en el oeste de Siberia y el Mar Negro, así como en el Ártico.

Los acuerdos parecía que podrían abrir un potencial de crecimiento para las décadas por venir. Fue un duro golpe para la compañía cuando las sanciones que impuso EU a Rusia en 2014 bloquearon todas esas operaciones.

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Exxon siempre dejó en claro que consideraba la obstrucción como algo temporal. No registró el costo de 1,000 mdd para amortizar sus activos allí de manera permanente. Si se levantan las sanciones de EU, significaría un gran impulso para Exxon, y Trump indicó en repetidas ocasiones que está abierto a esa idea.

Tillerson repitió en su audiencia de confirmación que en su cargo servirá a los intereses del pueblo estadounidense, no a los de ExxonMobil. También que va a cortar todos sus vínculos financieros con la compañía y tomará lo que quede de compensación, un valor aproximado de 180 mdd, en efectivo en lugar de acciones. Sin embargo, dejó en claro que es escéptico respecto de las sanciones.

Al hablar ante los accionistas de Exxon en mayo de 2014, Tillerson dijo: “No apoyamos las sanciones, generalmente, porque no creemos que sean efectivas a menos de que se implementen muy bien”.

Más tarde dijo que la opinión de Exxon se escucharía en “los niveles más altos” y realizó cinco visitas a la Casa Blanca entre 2014 y 2015. La compañía señaló que “proporcionaba información sobre el impacto de las sanciones” y que expresaba “nuestra opinión de que las sanciones deberían de tratar con justicia a las empresas estadounidenses.”

Ahora, Tillerson podrá expresar esas opiniones dentro de la administración. Como director ejecutivo tal vez no pudo abrir una nueva área de crecimiento para Exxon. Trump podría ayudar a que logre, precisamente, eso.


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