Se están cumpliendo 130 años de los Mártires de Chicago del 1 de mayo de 1886, en que iniciaron una serie de huelgas los trabajadores de las principales ciudades de Estados Unidos, que exigían salario mínimo, jornada máxima de ocho horas diarias, séptimo día de descanso, vacaciones, seguridad social, en una palabra humanización y mejoramiento de las condiciones de trabajo.
En 1889, en Paris, en el Congreso Obrero de la Segunda Internacional Socialista, se acordó declarar el 1 de mayo, Día del Trabajo en todo el mundo, como un homenaje a los mártires de Chicago y a los de otras ciudades que fueron muertos por pedir que se les tratara como seres humanos, con respeto y dignidad.
Antes del neoliberalismo salvaje que se está viviendo, el 1 de mayo se celebraba como la fiesta en que los trabajadores, apoyados por los gobiernos populares, se manifestaban en las calles y plazas públicas, para demostrar su unidad para el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores; pero en México a partir de los 80’s, el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, le dio la espalda a los trabajadores, quienes en un desfile del Día del Trabajo, en repudio a su política neoliberal, le incendiaron las gradas de afuera de Palacio Nacional.
Desde entonces en nuestro país las autoridades ya no celebran el Día del Trabajo con desfiles y manifestaciones de los trabajadores; sino que lo recuerdan privadamente para estar a tono con la privatización del Estado.
Si en 1886 en Chicago el gobierno solapando a los patrones que no querían a los trabajadores por exigir sus derechos, los persiguió, encarceló, y mató; ahora lo que hace el de México, en lugar de eso, es privatizar las Juntas de Conciliación y Arbitraje, rechazar el registro de los sindicatos auténticamente libres e independientes, y registrar fast track los sindicatos blancos o patronales.
Ahora Peña de plano propone la desaparición de los tribunales laborales, como órganos integrados tripartitamente por un representante del trabajo, otro del capital y otro del gobierno; atendiendo precisamente a la naturaleza de los conflictos laborales, en los que las partes son el trabajador y el patrón, que representan respectivamente a los factores de la producción; y que pretenden equilibrar; sustituyéndolos por tribunales estatales, del gobierno.
Por todo eso y más, ahora el Día del Trabajo es aprovechado en todo el mundo para expresar su repudio a los gobiernos impopulares.
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