En los primeros cien días de su gobierno, Trump someterá al Congreso la aprobación de las siguientes leyes:
Alivio impositivo para la clase media y simplificación fiscal. Incluye la promesa de que una familia con dos hijos tendrá una reducción de 35% en su pago de impuestos. Y las empresas, de 20% (de 35% a 15%).
Fin del “Offshoring”. Fija aranceles altos para empresas que se muden al exterior y quieran vender sus productos en Estados Unidos.
Energía e infraestructura. Incentivos fiscales para desatar una inversión de 1 trillón de dólares en diez años.
Elección de escuela y oportunidad educativa. Redirige la inversión educativa a dar a los padres la oportunidad de elegir la escuela a la que mandan a sus hijos, suspende el tronco común y entrega la supervisión educativa a las comunidades locales.
Rechazo y reemplazo del Obamacare. Trump ha moderado en días recientes su completo rechazo al llamado Obamacare, materia de esta ley, que propone también quitar facultades a la agencia que autoriza nuevos medicamentos y agilizar el trámite de 4 mil fármacos que esperan aprobación.
Atención a la salud a niños y viejos. Permite deducir de impuestos los gastos en salud de niños y adultos mayores.
Fin a la inmigración ilegal. Establece la construcción de un muro en la frontera sur, fondeado por Estados Unidos y reembolsado por México; fija dos años de prisión por reingresar ilegalmente a EU luego de haber sido deportado, y asegura que los trabajos disponibles para inmigrantes sean ofrecidos primero a estadunidenses.
Restauración de la seguridad pública. Supone la creación de una Fuerza Especial contra el Crimen Violento.
Restauración de la seguridad nacional. Plantea expandir el gasto militar, proteger infraestructura vital y establecer nuevos protocolos de revisión de inmigrantes para “asegurar que quienes son admitidos a nuestro país apoyan a nuestro pueblo y nuestros valores”.
Ley de limpieza de la corrupción en Washington. Establece mecanismos para “drenar el pantano y reducir la influencia corruptora de los intereses creados en nuestra política”.
El tono inminente y tajante del texto apenas puede exagerarse. Tampoco los daños para México, que abordaré mañana.
hector.aguilarcamin@milenio.com