Antes de seguir culpando a los migrantes sobre los problemas que vive Estados Unidos y buscar en otras partes la solución a problemas internos, el presidente Donald Trump debe comenzar por analizar lo que sucede en "casa" y establecer medidas que eviten que se vuelva a repetir un caso como la masacre en Las Vegas.
La muerte de 59 personas y los 527 heridos, producto de los disparos de armas activadas por Stephen Paddock, de 64 años de edad, desde el piso 32 del Hotel Mandalay Bay, en Estados Unidos, es muestra de un problema mayor, es apenas la "punta del iceberg".
Según el Departamento del Sheriff del Condado de Clark, en la habitación de hotel que ocupaba el autor del tiroteo, Stephen Paddock, se encontraron 17 armas de fuego, en su mayoría rifles de asalto. Las armas las usó Paddock desde el piso 32 del casino Mandalay Bay. Una presentaba una adaptación que le permitía disparar más balas en menor tiempo. En su domicilio ubicado en Mesquite, Nevada, encontraron otras 18 armas de fuego, explosivos y miles de municiones.
El problema es mayor porque el autor de la masacre, aparentemente, compró todas sus armas de manera legal y cumpliendo con todos los requisitos que se exigen a compradores de armas de fuego.
La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) desestimó una declaración del grupo yihadista Estado Islámico (EI), según la cual, el atacante se había convertido al Islam. Para las autoridades norteamericanas "no hay conexión con un grupo terrorista internacional".
La masacre es un llamado para las autoridades norteamericanas y para países vecinos a revisar lo que está pasando con la sociedad. Hoy se trató de una persona de 64 años pero en el futuro puede ser cualquiera. La discusión de los permisos para comprar armas por parte de los ciudadanos volverá a iniciar pero, en el fondo, el problema es que a la vida no se le está dando importancia, la vida de las personas es igual a nada.
Antes de seguir luchando por beneficios económicos para su país, por la cancelación del Tratado de Libre Comercio, por la construcción de un muro fronterizo con México y por finalizar el Programa Acción Diferida para Jóvenes llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), autoridades como Donald Trump deben comenzar una revisión integral que se traduzca en acciones concretas contra la violencia.
jaime.zambrano@milenio.com