Isabelle Huppert sí es cincuenta sombras más oscuras

  • Bambi vs. Godzilla
  • Maximiliano Torres

Ciudad de México /

En ocasiones, al alabar la interpretación de una actriz en una película, solemos decir: “Ella ES la película”, refiriéndonos a cómo su actuación es fundamental para experimentar la historia que protagoniza. Este año, esa valoración estuvo presente en el consenso crítico de varias cintas.

En Jackie, Natalie Portman profundizó tanto al transformarse en la primera dama Jackie Kennedy que el mundo olvidó darle mérito a su excepcional director, Pablo Larraín. En Arrival, Amy Adams encarna la premisa y contiene las claves para ser mental y emocionalmente asaltados por el tercer acto de la cinta de Denis Villeneuve. En Florence Foster Jenkins, nadie se luce más que Meryl Streep. Lo que realmente queremos decir con “ella ES la película” es que su contribución es importantísima en el resultado final. En todo caso, Jackie, Arrival y Florence Foster Jenkins podrían existir, independientes del efecto que estas actrices les imprimieron. Ellas entonces, técnicamente, no son la película. Pero la expresión “Ella ES la película” sí cabe en otros casos, como Elle, de Paul Veroheven, en donde la extraordinaria Isabelle Huppert es inseparable de la película.

Nominada al Oscar en la terna de Mejor Actriz, Elle comienza como ninguna de las películas favoritas del Oscar (las cuales siempre exaltan los buenos valores). Con una violación. Un intruso vestido de negro acaba de abusar sexualmente de Michèle (Isabelle Huppert). En completa normalidad, ella se reincorpora, recoge vidrios, se da un baño (muy importante: no el regaderazo que muestra su cuerpo vulnerado. Se mete a la bañera.) Después ordena sushi para cenar con su hijo, quien vendrá a visitarla. El resto de la historia consiste en ver a Michèle procesar este ataque en todas las facetas de su vida. Como madre, tiene un hijo único que no consigue estabilidad laboral y al que le ayuda con dinero para la renta. Como hija, detesta el estilo de vida de su madre, quien mantiene a un gigoló muchos años más joven. Como empresaria, lleva las riendas de una compañía que produce videojuegos y en la que tiene que imponerse a la arrogancia machista de sus empleados. Encima de esto, la trama tiene un fuerte secreto que revelarnos. Es un incidente del pasado de Michèle que podría explicar el carácter frío con que enfrenta estos eventos. En principio, su deseo es vengarse de su atacante. Y conforme la identidad de éste va revelándose, los sentimientos de Michèle irán mutando en placer, haciéndonos pensar ¿qué es exactamente esta película? ¿Un thriller, un retorcido drama, una comedia o todo a la vez?

En ideología y temática, estamos frente a la película más interesante y rebelde que ha llegado a cartelera comercial EN AÑOS, con una protagonista que estimula al espectador a anular las categorías femeninas que ha aprendido del cine. Víctima, heroína, villana, femme fatal, feminista, sociópata. Todas estas etiquetas resbalan en la interpretación de Huppert, quien eleva el efecto básico de un thriller sexual a una reflexión sobre cómo la naturaleza humana no es solo bondad y romanticismo. Es factible que alguna otra actriz haya podido con este papel, pero solo Huppert puede sacar al mundo entero de su zona de confort y llevarlo al lugar inseguro y desconocido que es Elle.

Por su parte, el director Paul Veroheven, aquel que hizo Bajos instintos y Showgirls en los noventa, por fin le da a su reputación de provocador y escandaloso un ascenso intelectual. Su mejor idea fue darle tono de comedia negra a esta fiesta de conductas insólitas. En una época en la que pasamos protegiéndonos a nosotros y a los demás de ser ofendidos, Elle es la película liberadora que debemos ver. ¿Saben quién sí es cincuenta sombras más oscura? Isabelle Huppert.

@amaxnopoder

Más opiniones
MÁS DEL AUTOR

LAS MÁS VISTAS