Algún fenómeno sobrenatural golpea a la clase política mexicana.
Y no, no asistimos a la teoría de la extinción de los dinosaurios —del viejo PRI—, que supone la caída de un meteorito en Yucatán y tampoco al meteoro que habría caído en Puebla hace horas.
No, lo cierto es que el fenómeno metafísico va mucho más lejos y, en el extremo opuesto, supone un milagro divino. ¿Por qué?
Porque presenciamos una conversión que sería milagrosa, de no ser porque se produce en respaldo a la iniciativa presidencial de llevar a la Constitución el matrimonio de personas del mismo sexo y la adopción de hijos, también por parejas del mismo sexo.
Por eso, quizá lo correcto sería decir que asistimos al milagro del pecado; milagroso apoyo de Morena a la iniciativa de reforma constitucional propuesta por Peña Nieto, a pesar de que significa el recule de Morena. Y es que “ahora sí”, Morena apoyará matrimonios gay y adopción por esas parejas.
Es decir, el partido de AMLO no solo rompe con esa suerte de principio divino —verdadera tara política—, de no apoyar nada propuesto por el gobierno de Peña Nieto, sino que los morenos se revuelven en sus contradicciones y gracias a un rayo de sensatez deciden apoyar una causa que, históricamente, han rechazado; matrimonios homosexuales y adopción de hijos por esas parejas. ¿El milagro del pecado?
Qué fue lo que pasó. ¿Por qué en voz de Yeidckol Polevnsky —la que mujer que cambia hasta de nombre— Morena dice que sí apoyará la propuesta de Peña?
En la respuesta a la misteriosa conversión de Morena, está la solución al insólito apoyo de Morena a Peña.
Está claro que resulta histórico que, por primera ocasión, un presidente reúna en Los Pinos a toda la comunidad LGBTTTI, grupo social discriminado históricamente.
Por eso, la propuesta de Peña produjo una reacción de respaldo casi general —salvo los católicos y el PAN—, lo que significó una clara señal de que en Los Pinos trabajan para revertir la imagen de la gestión de Peña Nieto.
Queda claro, por tanto, que la sociedad mexicana avanza en dirección a una mayor tolerancia y que, en el último tercio del sexenio, cambiará la imagen del PRI-gobierno.
¿Pero qué creen?
Que Morena y AMLO entendieron que si dejan solo a Peña Nieto, en su golpe de timón a la izquierda, el PRI-gobierno se dará a la fuga y los señores de Morena se quedarán congelados en la derecha. Serán la nueva derecha.
Al tiempo.