Tengo una pregunta para los padres de familia, y en una seria, aunque no lo parezca: ¿De qué hablan con sus hijos cuando ellos ven que ustedes traen revistas de chismes bajo el brazo? Lo pregunto porque en el aeropuerto me tocó, por la incómoda cercanía antes de abordar, escuchar a una madre hacer el recuento paso por paso en el show de Guadalajara donde, según recuentos tuiteros que hasta ahora había tenido el gusto de ignorar, una fan llegó hasta el cantante de “Cuatro Babys”, pero cuando trató de besarlo la rechazó.
Qué cosa tan verdaderamente nula de relevancia, ¿no? Excepto que esta señora les contaba a sus dos hijas y un hijo, todos chiquitos, lo sucedido como si fuera conductora de programa de chismes radiofónico y acabó por preguntarles, “¿qué le costaba darle un besito?”.
De verdad tuve que hacer un esfuerzo para no convertirme nuevamente en Lady Aeropuerto o Lady Metiche y preguntarle:“¿Eso mismo les diría a sus hijas si un hombre trata de besarlas a la fuerza, sean o no cantantes?”. Vaya que Maluma es el último ejemplo del mundo (por las letras de sus canciones) que pondría para demostrar que cualquiera puede ser “víctima” de avances no deseados, pero finalmente lo fue.
Y a todo esto, ¿qué hace una mamá platicando con sus hijitas la vida y obra de un tío cuyas letras incluyen, “Chingan cuando yo les digo, ninguna me pone peros” (pareciera que está citando a Trump en el camión de Access Hollywood, por cierto)?.
Estamos en un momento en el que los escándalos en el mundo del entretenimiento comienzan a demostrar que esta industria solo es una mímica de los problemas de la sociedad en general, pero en hormonas.
Hablamos horrorizados del tema Harvey Weinstein sabiendo que en nuestro propio país hay depredadores igual de monstruosos, cuyos nombres aún están protegidos por el sistema y por el temor de las víctimas a las represalias. Las mujeres estamos exigiendo un trato igualitario constantemente. ¿Pero hay mamás diciéndole a sus hijos chiquitos que está bien besar a alguien que no lo desea y que el rechazo es un acto reprobable? ¿Y se preguntan, quién normaliza esas conductas? ¿O ese doble estándar? Es parejo, señores. Y ni siquiera uno de los más grandes promotores de la música misógina a escala mundial tiene porqué aceptar que lo toquen o lo besen si no lo desea.
¡Que alguien me explique!
¿Cómo nos vamos a poner ahora que se volvió a exhibir el penacho de Moctezuma en Viena? ¿Vamos a volver a armar una comitiva para “regresarlo a casa” estilo James Bond mexicano como la vez pasada?
Twitter: @SusanaMoscatel