“¿Ya respondió Tarantino?”, fue mi pregunta a mis compañeros en la redacción cuando vi que lo estaban involucrando en el muy penoso asunto de Harvey Weinstein y, ahora, Uma Thurman, quien esperó para revelar exactamente como había sido su situación ante el presunto depredador más grande de la historia de Hollywood.
Me preocupaba Tarantino porque, en la forma en la que fue escrito el artículo en el New York Times respecto al accidente que Uma tuvo mientras filmaban Kill Bill, pareciera que él era parte de una conspiración de hombres que abusaban constantemente de las mujeres, cuando en realidad él confrontó a Harvey Weinstein y lo obligó a ofrecer una disculpa a Uma al enterarse del asunto.
Sí, fue un acto irresponsable hacerla manejar ese auto cuando ella sentía miedo de hacerlo. Y Uma lo utilizó para ilustrar cómo terminó devastada después de todo lo que tuvo que pasar para hacer la película (que por cierto tuvo dos secuelas), pero una vez más todo mundo se fue con la finta y, por todo un ciclo de noticias, Tarantino parecía ser el monstruo de la historia.
No fue hasta que Uma agradeció al director el darle el pietaje (que, narra Tarantino, fue muy difícil de encontrar década y media después) y que ella agradeció a Quentin haberlo hecho, a pesar de que esto le podría traer muchos problemas (legales con el mismo Weinstein, incluso) que cambiaron un poco los titulares. Pero una vez más nos fuimos con la finta. Con lo más fácil. Con la idea de que todos son malos y están en nuestra contra.
Eso pasa en las noticias y pasa en la vida, así que creo que es una buena lección para todos. Eso y no tratar dos temas importantes al mismo tiempo en los medios de comunicación. Claro, si no queremos confusiones como estas.
Eso sí es real
¿Vieron la fotografía que Guillermo del Toro compartió en sus casi nunca usadas redes sociales de su encuentro con Lee Unkrich, director de Coco? Es de esas fotos que quieres atesorar por siempre, pero le pides a quien esté más cerca que la tome y ni se preocupa por el flash, la contraluz, el encuadre… bueno, ya saben, esas cosas que obsesionan a los cineastas. Y nosotras, las niñas, en Instagram.
El caso es que lo que importa de ese maravilloso encuentro significa muchísimo más que un simple recuerdo. Es la prueba total de que de nuestro país puede salir la inspiración y la gente que hace el arte más extraordinario que se ve en todo el mundo. Con ambos hemos tenido la oportunidad de platicar largo y tendido en diversas ocasiones y algo les aseguro: la pasión, el trabajo y el amor por lo que hacen y representan es real. Estoy segura que Coco y el director de La forma del agua serán premiados con esa estatuilla dorada que cierra la temporada de premios el 4 de marzo. Pero desde hace muchos meses, México está celebrando la tan necesaria autenticidad que representan estos dos hombres y sus equipos.
susana.moscatel@milenio.com