Robin Williams sufría del mal de Parkinson, anunció este jueves su esposa Susan Schneider, tres días después de la muerte del actor estadounidense de 63 años por causas que apuntan a un suicidio.
Williams "fue valiente mientras luchaba contra la depresión, la ansiedad y los primeros estadios de la enfermedad de Parkinson, de la que todavía no estaba preparado para hablar públicamente", explicó Schneider en un comunicado.
El artista, ganador de un Óscar a Mejor actor de reparto en 1998, fue encontrado muerto el lunes en su casa de Tiburón, cerca de San Francisco (California, oeste de Estados Unidos) con un cinturón alrededor del cuello y cortes en su muñeca izquierda.
En los últimos tiempos buscó ayuda para superar una profunda depresión, batalla que se une a su lucha a lo largo de su carrera contra la adicción a las drogas y el alcohol.
"Nuestro deseo es que tras la trágica muerte de Robin, otras personas puedan encontrar la fuerza para buscar la ayuda y el apoyo que necesitan para luchar sus batallas y sentirse menos asustadas", dijo la viuda, quien señaló que el actor no había recaído en el alcohol.
"Robin dedicó mucho tiempo de su vida a ayudar a los demás (...) Quería hacernos reír y que nos sintiéramos menos asustados", insistió Schneider.
Las autoridades siguen adelante con la investigación del caso y esperan los resultados de las pruebas toxicológicas en un máximo de seis semanas para determinar las causas de la muerte.
Williams se alzó con una estatuilla dorada por su actuación en la cinta "Good Will Hunting", pero antes había alcanzado el reconocimiento mundial con películas como "La sociedad de los poetas muertos", "Mrs. Doubtfire" o "Patch Adams", y con la serie de televisión "Mork & Mindy" a finales de la década de 1970.
Dejó huérfanos a tres hijos, nacidos de dos matrimonios anteriores.