Jill Messick, una veterana ejecutiva de Hollywood que fue representante de Rose McGowan cuando la actriz fue presuntamente violada por Harvey Weinstein en 1997, se suicidó, según dieron a conocer familiares.
Messick, quien tenía 50 años, luchó durante años contra la depresión y recientemente se había sentido "victimizada" por los informes inexactos sobre su papel en el escándalo Weinstein-McGowan, dijeron sus familiares en un comunicado.
En 1997, Messick trabajó con Rose McGowan en el Festival de Cine de Sundance, lugar en el que presuntamente la actriz fue violada por el productor cinematográfico, acusado por decenas de mujeres de acoso sexual.
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McGowan dijo al diario The New York Times en octubre pasado que Messick arregló el encuentro con Weinstein, que comenzó en un cuarto de hotel.
La revelación —y su nombre arrastrado a los titulares como parte de un intercambio de correos con Weinstein— tuvieron un efecto negativo en el ánimo de Messick, señaló su familia.
"La velocidad con que se diseminó la información conllevó falsedades sobre Jill como persona, las que no podía ni deseaba desafiar", agrega la nota. "Se convirtió en un daño colateral de una historia ya horrenda".
Asimismo, los familiares acusan a McGowan de hacer "declaraciones difamatorias en su contra" las que Messick, madre de dos, eligió no rebatir por temor a afectar a las víctimas de acoso sexual.
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"Optó por no agregar leña al fuego, permitiendo que su nombre y su reputación fueran mancilladas pese a no haber hecho nada malo. Nunca eligió ser una figura pública, esa elección le fue quitada", afirma el texto.
Messick comenzó a producir películas y programas de televisión en 1999, y también trabajó como ejecutiva en Lorne Michaels Productions, de Paramount.
Sus créditos de producción incluyen She's All That, Mean Girls, Frida y filmes de acción como Masterminds.
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