El mito de María Félix, "La Doña", comenzó el mismo día que se retiró del cine y sigue vigente hoy, a los 15 años de su fallecimiento, dijo el escritor Sergio Almazán, autor de "Acuérdate, María", novela sobre la última diva del cine mexicano.
En la película "Doña Bárbara" de 1943, María Félix (1914-2002) se convirtió en el personaje de "La Doña" que vimos en sus cintas y después de su último trabajo, la teleserie "La Constitución" en 1970. "Lo que sabemos de María es la construcción de su mito", explicó el escritor.
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Almazán aseguró que después de "La Constitución", que marca el cierre de su trayectoria como actriz, "María ya no volvió a hacer nada", aunque en 1991 dio una entrevista "memorable" al programa de televisión "La Movida", que conducía la actriz Verónica Castro.
"Ya no estaba en la pantalla, ya no la veíamos, sabíamos que estaba en París, la veíamos en las portadas de revistas parisinas", dijo el escritor, que presenta su novela con la frase "Ningún mito se sostiene solo de verdades" sugerida por el cronista mexicano Carlos Monsiváis (1938-2010).
Almazán remarcó que el mito de "La Doña" se alimentó de historias como la contada por la propia actriz de que al llegar a una comida con el elenco de "Doña Bárbara", el autor de la novela homónima, el venezolano Rómulo Gallegos (1884-1969), dijo al verla "¡Aquí está mi Doña Bárbara!", pese a que el papel ya estaba asignado.
Esta historia, que la diva cuenta en su biografía "María Félix: Todas mis guerras", fue desmentida años después por el escritor mexicano de origen español Paco Ignacio Taibo I (1924-2008) en su obra "47 pasos por el cine" sobre la carrera fílmica de Félix, que se inició en 1942 con "El Peñón de las ánimas".
Más allá de mitos y verdades, Almazán la define como "una mujer que supo sacar provecho de las cosas que tenía en contra", además de que tenía cualidades que facilitaron su transformación en la última diva del cine mexicano.
"Tenía una gran presencia fílmica; llenaba la pantalla con su presencia" y los expertos afirmaron que con el acercamiento a los ojos que le hizo el fotógrafo Gabriel Figueroa (1907-1997) en la película "Enamorada" (1946) "se inventó el close up" en el cine, señaló.
Además, María Félix representaba la modernización de México al presentarse como una mujer cosmopolita, de vestir elegante, que daba la imagen de "una mujer latina no rural", por lo que no sorprende que haya hecho cine en España, Italia y Francia.
Otro factor es que contribuyó a la "feminización de la mujer", lo que puede parecer un pleonasmo pero es que siempre encarnó a una mujer que "nunca se vio débil y nunca se mostró sumisa".
"Era el barroco moderno; toda ella era exagerada. Tenía que llevar las joyas más caras, el vestido más caro, el maquillaje más caro, el mejor peinado. Nada en ella era discreción, (usaba) el vocabulario más directo, definitivo", sostuvo.
Para Almazán, estos elementos de diva no los tiene ningún personaje de la vida pública actual de México, y eso favorece que "sea un personaje mágico" que se mantiene presente en el imaginario popular.
A los 15 años de su muerte y 103 de su nacimiento, que se conmemoran este 8 de abril, Almazán considera que México le debe muchas cosas a María Félix.
La actriz aseguraba que el Metro de Ciudad de México era un regalo de su esposo, el empresario Alex Berger, quien participó en la construcción de las primeras líneas y a quien solía acompañar a las reuniones en que discutía el proyecto con las autoridades.
En 2014, con motivo del centenario de su nacimiento, el Metro hizo un reconocimiento a su participación como promotora de su construcción al hacer una emisión de boletos con su imagen.
"Le debemos todo lo que simbólica y estructuralmente significa la modernización de Ciudad de México, y después al ser la figura para rescatar lo que hoy tenemos como Centro Histórico", indicó el escritor.
Las declaraciones de la diva de que el Centro Histórico de Ciudad de México estaba sucio y "olía a orines" durante la entrevista televisiva de 1991 motivaron a empresarios como Carlos Slim a promover el rescate de la zona, que ha recuperado mucho de su esplendor.
"Le debemos la construcción del cine contemporáneo. Gracias a ella se posicionó a México ya no como el cine de rancheras, sino como un cine urbano, contemporáneo, con un nuevo lenguaje", señaló.
Con las películas de María Félix, como "Tizoc" (1956) nació un lenguaje de "cine existencialista" que fue continuado por actrices como Silvia Pinal y directores como el español Luis Buñuel (1900-1983) en la película "Viridiana" (1961), sostuvo.
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Y si bien México le debe algo a La Doña, el autor de "Acuérdate, María" considera que la diva dejó un gran hueco al no estipular en su testamento que su casa se convirtiera en un museo.
"María tuvo que haber dejado en su testamento que su casa se convirtiera en museo; tendríamos un lugar donde decir 'En esta cama durmió', 'En esta vajilla francesa, única en el mundo, comía; Diego (Rivera) la pintó'", concluyó.
DAPR