Susana Zabaleta goza de ejercer su libertad para actuar, cantar, conducir y decir lo que piensa, máxime ahora que los tiempos han cambiado tanto y la realidad le indica que sus decisiones “no fueron equivocadas”.
Nunca fue “exclusiva de nadie” y a eso atribuye que “siempre he tenido trabajo” y hasta para escoger, y tan diverso como su controvertida personalidad. El próximo martes dará vida a Sally, la creación de Tim Burton en el musical que dirigirá Danny Elfman en La Arena Ciudad de México, pero también se da tiempo para ejercitar su voz y volver a sus orígenes al ser parte de la ópera Carmina Burana, que se presentará 22 y 23 de noviembre en el Auditorio Nacional, e incluso para preparar el lanzamiento de su disco Como la sal, que dedica a “Elisabertha, mi hija, y a todas las mujeres, porque todas movemos el mundo”.
¿Cómo se da la idea de ser parte del espectáculo de Tim Burton?
Me eligieron para ser Sally, un personaje realmente maravilloso, que habla de la reconstrucción de una mujer, es un personaje que se avienta para ser libre y, cada vez que se avienta se rompe, y cada vez que se rompe, se cose ella misma. Se avienta por el amor y se rompe como todos nos rompemos en el amor, y ella misma se cose sus heridas, por su amor.
“Creo que me invitaron por trayectoria, la gente escucha y dice: ‘Ah pues esta vieja que está loca, la vamos a invitar´”.
Es una experiencia muy interesante, ¿no?
Cómo te explico que en mi casa nunca fuimos de princesas, sino de personajes raros; y Tim siempre creó personajes raros, que a lo mejor no son bien vistos por la sociedad, pero están ahí y son importantes. Tim ha hecho muchos personajes que tienen defectos físicos y a través de ellos y sus historias ha sido un acompañante de toda nuestra vida, entonces cantarle es increíble; es como cuando me eligieron para hacer Pocahontas, que fue un personaje increíble.
También volverás a tus orígenes a través de ‘Carmina Burana’, ¿cómo surgió esa oportunidad?
Fue una invitación que me hicieron y me sorprendió muchísimo, porque dije: ‘No sé si sea tiempo de hacer lo que estoy haciendo, tenía como muchos proyectos, la presentación del disco Como la sal, cantar temas de Tim Burton, eran muchas cosas. Pero dije: ‘Me voy a atrever a hacerlo’, porque además somos 250 personas arriba del escenario, con bailarines de Estados Unidos, de Cuba, México en los coros; la Orquesta Filarmónica, entonces me tiene muy emocionada. Además cantar Camina Burana ahorita es como un sueño hecho realidad.
¿Te remite a tu pasado?
Sí, después de hacer ópera resultó lo que soy ahora, ahí nacieron las ganas de subirse a un escenario, de decir quiero hacer esto, es a lo que me quiero dedicar. Ahí nació la intención de provocar cosas en la gente, el darle la vuelta a todo, es un compromiso conmigo para siempre.
¿En algún momento te pensaste en un proyecto así, lo deseabas?
Creo que tanto me visualicé que de repente lo primero que dije cuando me invitaron fue: ‘Pero tiene que dirigir Homero Patrón, que es mi maestro. No podía dirigirme nadie más. Pero el maestro Patrón está ocupado y cuando me lo dijeron, dije: ‘No, no lo quiero cantar, porque él me da la seguridad, estoy con él desde los 18 años; hemos cantando muchas cosas juntos y él me da la seguridad, de saber cuándo entras y cuándo sales, y sabe cuándo me falta el aire, etc… Pero, lo haré sin él, y también va a ser un aprendizaje. Creo que va a ser algo diferente en mi vida.
¿Cómo te estás preparando, te demanda un esfuerzo extra un espectáculo de ese tipo?
Es como cuando eras chiquita y hacías un split… los sobreagudos son eso, es un poco la elasticidad de la voz; entonces, cuando era chiquita cantaba La reina de la noche comiendo”, pero luego vas creciendo y la voz se te ensancha y pierdes el rango. Lo que he hecho estos últimos meses es volver a subir, volver a cantar allá arriba, ha sido una gimnasia diaria para volver a cantar Carmina Burana porque son agudos, sobreagudos, sobreagudos, sobreagudos y ha sido un camino muy difícil.
¿En qué momento llega esta oportunidad considerando que en los últimos años has hecho muy tuya la palabra diversidad, al cantar, conducir, hacer duetos y tantas cosas que haces?
Creo que somos como el ejemplo, como en su época fueron tantas mujeres cuando yo era chavita. Ahora me siento con la responsabilidad de ser una de esas mujeres que le da cuerda al mundo, que tiene que mover esta sensación de femineidad, de ser mujer, de volver a expresarse, de decir las cosas que uno trae adentro, porque ya no es época de quedarse callada; ya estamos en otro tiempo. Y a mí me costó tanto, que digo: ‘Que aprovechen los que vienen, que aprovechen el camino andado’.
¿Te costó mucho llegar a este punto?
Sí, sobre todo cuando tienes que separar lo personal de lo profesional. Aunque un artista tiene que hablar de lo que le está pasando. Recuerdo desde Sobrenatural con Daniel Gruener; Sexo, pudor y lágrimas, Vivir mata, de la época del cine, desde mis inicios en la ópera, de Para darle vuelo al mundo, que fue en la Sala Nezahualcóyotl. Han sido 13 discos, ahorita estoy por lanzar el disco Como la sal, que está dedicado a Elizabetha (su hija), a las mujeres, porque siento que las mujeres somos la sal de la vida, porque somos las que les ponemos el sabor al caldo, somos esas personas que movemos familias, hacemos familias; un hombre solo no hace familia, no puede…
Han sido tantas antesalas… he estado en tantas. Esperando tres o cuatro horas viendo pasar gente, y de repente llega una exclusiva y dices: ‘Oye pero yo tenía cita a las 8 y ya son las 12’; y te dicen: ‘Sí, pero es que…’. Y yo decía: ‘Ush’. Pero ahora que ya no hay exclusivas, digo: ‘¡Qué tal!, Bendito Dios que nunca fui exclusiva de nadie. Bendito Dios que no tengo que llorar porque me quitan la exclusividad o porque me digan: ‘Ya no tienes trabajo’. Siempre he tenido trabajo porque me lo he dado yo misma.
Es esa independencia la que te ha llevado adonde estás y a hacer lo que quieres, aunque hay quien dice que no se puede…
Yo lo he intentado hacer y creo que me ha salido bien, ha sido mucho esfuerzo, pero también creo que las voces se tienen que escuchar; yo siempre les digo a los que vienen de atrás que son importantes. Porque de pronto escucho a muchas compañeras decir: ‘Es que ya nadie sabe’. Y yo digo: ‘No’. Es que están buscando su voz. Y de repente nos escuchan y toman una cosa de mí, y luego toman de un escritor y se forman, y está padrísimo que estemos formando mujeres, cantantes, gente que se realicen y que hagan de este México lo que es, lo que demostró en el temblor, lo que va a demostrar en estas elecciones.
Esa Margarita Zavala decir: ‘A la chingada el PAN, es una mierda, yo ya me voy’.
Yo sé que fue una decisión tremenda y a lo mejor muy mala para ella. Pero es una decisión y se tiene que hacer responsable de las cosas que hizo, como también se tiene que hacer responsable del bulto que está cargando, que es nuestro ex presidente.
Entonces, son como todas esas voces de las cuales hay que aprender y se aprende en el castigo y en la desilusión.
Se aprende más del castigo, ¿no?
Creo que sí. Por eso me encanta esa frase que dice: ‘Me crezco al castigo’.
Pero tú te ves contenta…
Lo estoy, por todo lo que ha pasado en México, creo que hasta agradezco las cosas malas que han pasado porque nos han hecho crecer como sociedad y como seres humanos y seguimos ayudando. No fue cosa de un día, es de toda la vida. Y estamos muy atentos a la política, creo que esta desgracia cayó para darnos cuenta de lo mejor y lo peor de cada persona.
¿Te falta algo?
Sí, pero ahora debemos estar contentos con lo que tenemos, agradecer, saborear esta cosecha que hemos sembrado durante muchos años; me la estoy comiendo a pedacitos, no lo quiero tragar, lo quiero tener aquí en la boca para saborearlo.