El ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger torpedeó los intentos del presidente Jimmy Carter de detener las matanzas de la dictadura militar argentina de 1976-1983 al felicitar a la Junta Militar del país sudamericano por “eliminar” el terrorismo. Esto se desprende de las mil 78 páginas de documentos oficiales y de la inteligencia de EU hasta ahora inéditos, un primer tramo de un proyecto de desclasificación que durará hasta finales de 2017.
Los archivos están publicados en tres documentos en la página https://icontherecord.tumblr.com/ y son parte de una iniciativa que podría arrojar más luz sobre hasta dónde conocía y aprobaba Washington los abusos de derechos humanos que se estaban cometiendo en Argentina entonces.
Los documentos demuestran que el proyecto común de Kissinger y la Junta Militar del general Jorge Videla obstaculizó los intentos de Carter de influir en el régimen bajo su presidencia en 1977-1981.
Otros cables relatan una visita a Argentina del propio Kissinger, secretario de Estado en 1973-1977, cuando ya no ocupaba el cargo, durante el Mundial de futbol de 1978.
En un almuerzo con Videla, Kissinger “aplaudió los esfuerzos de Argentina para combatir el terrorismo”, lo que era precisamente “la música que el gobierno argentino quería escuchar”, afirma Robert Pastor, asesor de Carter, en carta al consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Zbigniew Brzezinski.
“Existe el peligro de que los argentinos puedan usar las alabanzas de Kissinger como justificación para endurecer su posición en materia de derechos humanos”, alertó a su vez el embajador de EU en Buenos Aires, Raúl Castro, en un cable en 1978. En sus años como canciller, Kissinger alentó a la Junta Militar a aniquilar el “terrorismo”. Al contrario, Carter y Zbigniew Brzezinski, su consejero de Seguridad Nacional, hicieron de los derechos humanos un pilar de su política exterior y presionaron a la dictadura retrasando préstamos y venta de equipo militar.
En otra reunión extraoficial con el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), un grupo de diplomáticos argentinos conservadores y muy influyentes, Kissinger fue aún más lejos: dijo que “en su opinión, el gobierno argentino estaba haciendo un muy buen trabajo eliminando fuerzas terroristas”.
Castro, el embajador de EU, expresó su rechazo: “Mi única preocupación es que los repetidos elogios de Kissinger hacia las acciones del gobierno argentino para aniquilar el terrorismo… se les suban a la cabeza a los anfitriones”, escribió en un extenso cable a Washington. “Existe el peligro de que los argentinos utilicen las declaraciones elogiosas de Kissinger para justificar un endurecimiento de su postura frente a los derechos humanos”.
La Casa Blanca estaba furiosa. “Los elogios de Kissinger al gobierno argentino fueron la música que los militares querían escuchar,” escribió Robert Pastor en un resumen a Brzezinski sobre la visita de Kissinger. “Lo que me preocupa es su aparente deseo de hablar contra la política de derechos humanos del gobierno del presidente Carter”, añadió.
Los documentos muestran que en un momento el gobierno de Carter consideró pedir al papa Juan Pablo II que interviniera ante los dictadores. Un extenso cable de funcionarios de EU en Roma con fecha septiembre de 1980 y marcado como “confidencial”, explicaba que “la Iglesia y el papa tienen mucha más influencia aquí que el gobierno de Estados Unidos y podrían ser intermediarios efectivos” ante los militares, que “utilizan las desapariciones como táctica habitual”.
Se espera que haya varias entregas más hasta inicios de 2018, que pueden aclarar cuál fue el papel del gobierno de Gerald Ford (1974-1977), que estaba en el poder cuando comenzó la dictadura.