Perfil: Ben Carson, el radical que susurraba a destiempo

Este neurocirujano de 64 años, modales calmados y único aspirante negro a la Presidencia en 2016, señalaba que de sus meses en el foco público solo había aprendido que la "maldad" reinaba en el ámbito político.

Ben Carson, durante un acto de su campaña en Orangeburg, Carolina del Sur, el 18 de febrero de 2016
Alfonso Fernández
Washington /

El neurocirujano Ben Carson, que tiró hoy la toalla en la carrera republicana hacia la Casa Blanca, sobresalía por su discurso alejado de los gritos y aspavientos, cargado eso sí de un profundo contenido conservador, y por sus meteduras de pata y distanciamiento del circo político de EU.

Mientras el resto de los aspirantes se enzarzaban en virulentos ataques, Carson mantenía una calmada mirada que le hizo destacar en un principio y, finalmente, diluirse.

Al reconocer la escasa atención que recibía, en uno de los momentos más sorprendentes de su campaña, el neurocirujano llegó a solicitar que "le despertasen" cuando alguien le quisiese hacer una pregunta en los debates nacionales televisados.

Después de acabar en último lugar el pasado mes en las primarias de Carolina del Sur, con apenas el 7 % del respaldo, rechazó el pesimismo al asegurar que "había recibido tantos delegados como el resto de candidatos, excepto el ganador".

Carson, de 64 años y único aspirante negro a la Presidencia en 2016, señalaba que su candidatura era una "cruzada" y que de sus meses en el foco público solo había aprendido que la "maldad" reinaba en el ámbito político.

Criado en los suburbios de Detroit por una madre soltera, Carson se convirtió a los 33 años, tras estudiar en las universidades de Yale y Michigan, en el jefe más joven de la historia del departamento de neurocirugía pediátrica del Hospital Johns Hopkins de Baltimore.

Su asombrosa historia de éxito llegó a inspirar una película en 2009, "Gifted Hands: The Ben Carson Story" ("Manos talentosas: La historia de Ben Carson"), basada en su biografía y protagonizada por el actor Cuba Gooding Jr.

En noviembre pasado tuvo su momento de gloria al encabezar las encuestas nacionales de cara a las primarias republicanas, por delante del magnate inmobiliario Donald Trump, un animal mediático que ha acaparado toda la atención, revolucionando el Partido Republicano y provocando la resignada retirada del favorito inicial, el ex gobernador de Florida Jeb Bush.

Su programa político nunca dejó de sorprender. Tras un "profundo" análisis, reveló su "sencillo" plan fiscal: un tipo plano del 10 % para todos los contribuyentes y eliminar cualquier tipo de subvención pública.

"Es mucho más simpático que cualquiera de los otros. Eso es muy importante. Nadie va a votar por un imbécil desagradable. La gente votó a Ronald Reagan porque les gustaba. Nadie votó a Barack Obama por su plan fiscal", aseguró Barry Bennett, su director de campaña a la revista The Atlantic.

Carson era consciente de su fuerte respaldo entre los votantes evangélicos y cristianos renacidos, que conforman un sólido e influyente sector del ala más conservadora del Partido Republicano.

En una conferencia en la Liberty University de Virginia, uno de los principales centros educativos cristianos de EU, defendió su visión "creacionista" y criticó la teoría de la evolución como un "sinsentido".

"Vamos a tener un presidente que está dispuesto a trabajar con el brazo legislativo para poner las cosas en orden de nuevo, específicamente necesitamos legislación para proteger las libertades religiosas de la gente que cree que el matrimonio es entre un hombre y una mujer", señaló al comentar la reciente legalización de las uniones entre homosexuales por parte del Tribunal Supremo de EU.

Entre sus "perlas" figuran sus declaraciones de 1998 en las que asegura que las pirámides egipcias fueron construidas para almacenar grano y que los arqueólogos se equivocan al creer que se levantaron para enterrar a los faraones.

Otra de sus curiosas teorías personales, sobre la que no se preocupa en aportar pruebas y sostenida en la televisión nacional en octubre, es la de que el presidente ruso, Vladimir Putin; el líder supremo de Irán, Alí Jameneí, y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, asistieron a la misma escuela en Moscú en 1968, como prueba de una supuesta y antigua vinculación entre ellos.

Respecto al control de armas tras las recientes matanzas en EU, ha apuntado que, como médico, ha "sacado muchas balas de cuerpos (...). No hay duda de que esta violencia sin sentido es sobrecogedora, pero nunca he visto un cuerpo con balas que sea más devastador que arrebatarnos nuestro derecho a llevar armas. La gente seria busca soluciones serias".

Todo esto dicho, claro está, con una media sonrisa y sin levantar mínimamente el tono de voz.

LAS MÁS VISTAS