Criticado por su apuesta por gente de la línea dura, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, hizo ayer un guiño al ala moderada del Partido Republicano con su reconciliación con Mitt Romney.
El que fuera candidato a la Casa Blanca en 2012 se convirtió durante la campaña de este año uno de los mayores críticos de Trump dentro de las filas republicana. Incluso llegó a calificarle de “fraude” y “farsante”.
Trump respondió con sus propios ataques, refiriéndose a Romney como un “candidato horrible y fallido” cuando peleaba por la presidencia de su país. Pero ayer, el hombre que perdiera ante Barack Obama no dudó en acudir a la llamada del próximo presidente y ofrecer una imagen de unión.
Trump y Romney se reunieron durante algo más de una hora en una propiedad que el magnate neoyorquino tiene en Nueva Jersey y discutieron principalmente de asuntos exteriores.
“Tuvimos una conversación de alcance sobre los varios escenarios del mundo donde hay intereses significativos de Estados Unidos”, dijo el ex gobernador de Massachusetts a los periodistas tras el encuentro.
“Agradezco la oportunidad de hablar con el presidente electo y espero ansiosamente la próxima administración y las cosas que va a hacer”, señaló, mientras que Trump se limitó a decir a los periodistas que la reunión fue “genial”.
Romney rechazó responder a las preguntas de los representantes de los medios de comunicación sobre la posibilidad de que acepte un puesto en el nuevo gobierno, que asumirá el próximo 20 de enero, en medio de especulaciones sobre la opción de que Trump le ofrezca la Secretaría de Estado.
Para algunos analistas, la elección de Romney como jefe de la diplomacia estadunidense permitiría al presidente electo contar con una voz que modere la influencia de los halcones que ha elegido para varios puestos clave.
Pero para otros analistas, esa opción es muy remota y apuntan a la reunión de ayer como un intento por parte de Trump para mostrar que está dispuesto a llevarse bien con el establishment republicano y que está abierto a escuchar opiniones diferentes.
Además de Romney, Trump recibió ayer al general retirado James Mattis, a quien se le ve como candidato a secretario de Defensa, y a dos posibles responsables de Educación: la dirigente republicana Betsy DeVos y la demócrata Michelle Rhee.
Hoy tiene previsto continuar esos encuentros con el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani y con el gobernador de Nueva Jersey, Christopher Christie, dos figuras republicanas que trabajaron con él de forma estrecha durante la campaña.
El viernes Trump escogió al senador de Alabama, Jeff Sessions, para el cargo de fiscal general, y al representante de Kansas, Mike Pompeo, para que dirija la CIA (Agencia Central de Inteligencia, por sus siglas en inglés), indicio de un marcado viraje hacia la derecha ultranacionalista en asuntos de política de seguridad dentro de las decisiones del magnate para integrar su gabinete.
Trump también nombró al teniente general retirado Michael Flynn como su asesor en seguridad nacional, otro halcón y feroz crítico de la administración del presidente saliente, el demócrata Barack Obama.