Un memorando confidencial que alega que el FBI espió la campaña electoral de Donald Trump sacude a Washington, justo cuando la investigación sobre la intromisión de Rusia para favorecer la carrera presidencial del magnate se acerca más a la Casa Blanca.
Los republicanos, que controlan el Ejecutivo y el Congreso, quieren que el documento, redactado por Devin Nunes, presidente de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes y cercano a Trump, se haga público.
Así lo votaron el lunes y ahora Trump tiene cinco días para decidir si el texto de cuatro páginas debe permanecer o no secreto por contener información clasificada que podría comprometer la seguridad nacional.
El Departamento de Justicia (DoJ) y su Buró Federal de Investigaciones (FBI) se oponen firmemente a divulgar el memorando, aduciendo que contiene información altamente sensible sobre operaciones de contrainteligencia de Estados Unidos.
Hacer público el texto sería "extraordinariamente imprudente", escribió el DoJ a Nunes la semana pasada.
Los demócratas en la oposición también se niegan.
Afirman que el memorando de Nunes es un medio distorsionado de desacreditar la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la posible colusión entre la campaña de Trump y funcionarios rusos en las elecciones de 2016.
Un año después de la elección, Trump y su equipo rechazan cualquier tipo de complicidad con Moscú para perjudicar a la rival demócrata Hillary Clinton. Para ellos, todo se reduce a una "caza de brujas".
Malas prácticas
Según medios locales, el informe de Nunes resume cómo el DoJ obtuvo autorización para espiar a Carter Page, un asesor de la campaña electoral de Trump con vastos contactos en Moscú.
Para obtener el permiso bajo la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera (FISA, por su sigla en inglés), el DoJ se basó en un controvertido "dossier", compilado por el ex espía británico Christopher Steele y financiado en parte por la campaña presidencial de Clinton.
Los republicanos cuestionan la parcialidad del informe de Steele. Pero consideran aún más grave que después de que Trump se convirtiera en presidente, el número dos del DoJ, Rod Rosenstein, prorrogara la autorización de vigilancia.
El vicefiscal general Rosenstein fue quien designó a Mueller para dirigir la investigación de Rusia luego de que el fiscal general, Jeff Sessions, se recusara por haber sido miembro de la campaña de Trump, algo que el mandatario le reprochó varias veces.
Paul Ryan, presidente republicano de la Cámara de Representantes, defendió el martes la publicación del informe, refiriéndose a posibles "malas prácticas de ciertos individuos en el FBI" que serían opositores del presidente.
"Debemos responsabilizar a estas personas si violan las normas, si actúan de manera inapropiada", dijo a periodistas.
Distraer la atención
Pero los demócratas ven una clara intencionalidad política en el memorando de Nunes.
Para Adam Schiff, líder de la minoría demócrata en la comisión de inteligencia, los republicanos usan un informe "lleno de imprecisiones" y que dibuja "un retrato parcializado del FBI", justo cuando Mueller quiere interrogar al presidente.
"No vi abuso del proceso de investigación por parte del FBI o el DoJ. Lo que vi en cambio es un intento deliberado (...) para distraer la atención de la pesquisa rusa", dijo a periodistas el lunes.
Además de una eventual connivencia, Mueller busca determinar si Trump intentó obstruir la investigación, en particular con el despido en mayo pasado del jefe del FBI James Comey.
Según reportes del New York Times, negados por la Casa Blanca, Trump expresó el año pasado en privado su deseo de deshacerse de Mueller y de Rosenstein, antes de cambiar de opinión.
Los demócratas creen que los republicanos están tratando de implicar a Rosenstein para que deje su cargo, con la esperanza de que su reemplazo tenga las manos libres para destituir a Mueller y parar la investigación sobre Rusia.
jamj