Trasladan a hospital de EU a 4 niñas quemadas en Guatemala

Las menores, sobrevivientes del incendio de la Casa Hogar Virgen de Asunción, que dejó 39 menores muertos, fueron trasladadas a un hospital especializado en Estados Unidos.

Familiares y amigos empezaron a sepultar el viernes a las menores fallecidas.
Editorial Milenio
Guatemala /

Cuatro menores que sufrieron quemaduras en un incendio en una casa hogar en Guatemala viajaron a Estados Unidos para recibir atención médica, mientras las autoridades investigan las causas del fuego en el que murieron 39 niñas y jóvenes.

Las menores fueron trasladadas la noche de ayer en dos avionetas ambulancia al Hospital Shriners para Niños en Galveston, Texas, gracias a las gestiones y apoyo financiero de esa institución, confirmó la presidencia.

Horas antes, un juez prohibió salir del país al ex secretario de Bienestar Social, Carlos Rodas, como medida preventiva mientras se investiga el incendio en la casa hogar bajo su responsabilidad jerárquica.

La vocera de la fiscalía, Julia Barrera, confirmó la prohibición para que permanezca en el país durante las investigaciones.

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La presidencia aceptó la renuncia que Rodas presentó el viernes por la noche. También se prohibió la salida del país de varios trabajadores del Hogar Seguro Virgen de la Asunción.

La institución se incendió el miércoles luego de una revuelta de menores aquejadas por abusos. Según testimonios recibidos por la fiscalía y funcionarios, el fuego fue iniciado por las menores que protestaban por abusos en su contra y se agravó porque estaban encerradas bajo llave.

El Hospital Roosevelt informó que dos niñas murieron ayer, lo que se suma a los 37 decesos reconocidos la víspera por el gobierno.

Aproximadamente tres mil personas se manifestaron ayer frente al Palacio Nacional para exigir justicia por la muerte de las niñas. Al grito de "¡justicia!" los inconformes contaron hasta 39 en forma simbólica por las fallecidas. "Nos faltan 39", decían.

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El presidente Jimmy Morales dijo el viernes en una entrevista que las niñas estaban encerradas porque "se quería evitar una tragedia".

Ese día, el mandatario reconoció en conferencia de prensa que "el Estado de Guatemala es responsable de la tragedia sucedida", ya que todas las instituciones estatales a cargo de los menores tienen cierta responsabilidad.

El Estado mantenía internados en el lugar a por lo menos 600 menores, entre niñas y varones. Desde el 2015 la Procuraduría de Derechos Humanos y organizaciones defensoras de la niñez habían denunciado maltrato a los menores en el lugar que incluían abusos sexuales, físicos y psicológicos. La fiscalía investiga una denuncia de trata con fines de prostitución en el lugar.

Cansados de maltratos y vejaciones los menores optaban por fugarse, como el martes, un día antes del incendio. Al ser recapturadas, las niñas habrían prendido fuego a colchonetas como forma de protesta, las llamas se extendieron y 19 de ellas perecieron en el lugar. Las otras 19 murieron en hospitales.

La mayoría de los familiares dicen que las niñas estaban ahí por malos comportamientos o rebeldías propias de la edad.

Claudia Tecún lloraba el viernes a la entrada del Hospital Roosevelt en Ciudad de Guatemala. Su hija Noemi, de 17 años, recibía tratamiento por quemaduras que cubrían el 70 por ciento de su cuerpo y los doctores no le daban muchas esperanzas de vida.

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Familiares y amigos empezaron a sepultar el viernes a las menores fallecidas. Siona Hernández García fue una de las primeras menores del albergue en ser enterrada. Un ataúd blanco, como se acostumbra para los niños, guardó sus restos y fue depositado en un humilde nicho del Cementerio General, en la capital guatemalteca.

Carlos Soto, director del Hospital San Juan de Dios, dijo el viernes que médicos especialistas estadunidenses llegaron desde Galveston, Texas, para ayudar evaluar a las menores y apoyar en su tratamiento, y confirmó que la Procuraduría General de la Nación consiguió visas humanitarias para ocho de ellas, con la intención de que sean trasladadas a Estados Unidos para ser atendidas.

Esmeralda Argueta era vecina de Ana Roselia Pérez Junay, de 14 años, que murió tras el incendio. Argueta cuenta que acompañó a los padres de la niña desde una aldea en el departamento de Chimaltenango a la ciudad.

"Estaban muy asustados", dice. "Desde el martes fuimos a hospitales y luego a la morgue; no nos daban razón de ella. Hoy nos llamaron para decirnos que la niña estaba entre las muertas".

Hace dos años un juez les quitó a los padres a sus siete hijos, incluida Ana Roselia, por una denuncia de malos tratos que hizo una persona, cuenta la vecina.

"La última vez que vimos a la Chela (como le decían de cariño a la niña) fue hace dos meses, cuando se escapó del Hogar, donde estaba desde hace dos años", relató la vecina. "Son muy pobres, pero aunque sean pobres les daban de comer a sus hijos, no los dejaban. Decían que los maltrataban, pero no era así".

"Ella (la menor fallecida) decía que en el hogar (del Estado) les pegaban. Ya no quería estar ahí, tenía dos meses que la habían recapturado porque se había escapado con otras niñas", contó Argueta.

El Estado ha decidido pagar los entierros y servicios funerarios de las menores.

"Que no crean que porque nos dan una caja o la llevan al cementerio ahí termina todo. No, aquí debe haber justicia", afirma.

Geovany Castillo relató que su hija de 15 años, que sufrió quemaduras en la cara, brazos y manos, le contó que "el lugar estaba cerrado con llave, que entre varias niñas derribaron la puerta... Que se salvó porque puso una sábana mojada sobre ella".

El agricultor de 33 años explicó que "me dijo que sus compañeras le contaron que ahí las violaban y en protesta se escaparon y luego en protesta, para llamar la atención, les prendieron fuego a las colchonetas".

Y aunque Morales ha reconocido que el sistema de protección estatal a menores "es un sistema rígido que se vuelve insensible", y ha prometido reformarlo para proteger a mil 500 niños que están en centros públicos en todo el país, muchos levantan la voz y exigen justicia por la muerte de las jovencitas.

Morales ha reconocido que la situación ha puesto en un momento crítico a su gobierno.

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