Los delegados del clima del mundo entero concluyeron el jueves en Bonn diez días de negociaciones, en medio de las incertidumbres sobre una salida de la administración estadunidense de Donald Trump del acuerdo de París sobre el cambio climático.
"Todos somos vulnerables a los desajustes climáticos y todos debemos actuar", insistió en la sesión plenaria final el primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, que presidirá en noviembre en Bonn la COP23, la conferencia climática anual de la ONU.
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Bainimarama, que al término de la COP de Marrakesh lanzó un intenso llamado a Donald Trump, en aquel momento recién elegido, para que no abandonara el barco, subrayó que las regiones más expuestas van de "las islas del Pacífico a Miami, Nueva York, Venecia". "El momento es crítico", agregó, sin mencionar a Estados Unidos, que tiene en vilo a todos los negociadores.
Al término de las reuniones, el jueves, los delegados evocaron avances en los trabajos, confirmando un "impulso común" y se dijeron que "seguían siendo positivos" pese al miedo inicial de que la duda de Estados Unidos desmotivara a los negociadores o que incluso crearan un efecto dominó en algunos países.
"No podemos renunciar porque uno de nosotros ha decidido abandonar la familia", declaró la embajadora fiyiana, Nazhat Shameem Khan. "Por el momento, Estados Unidos no ha tomado una decisión y nosotros esperamos que permanezcan en el acuerdo. Pero no paralizaremos nuestro trabajo, aunque la decisión sea negativa", añadió.
"El espíritu es bueno. Hay debates, algunos como la UE quieren más rigor en la aplicación del acuerdo y otros más flexibilidad... Pero no ha habido semillas del bloqueo que se veía en el pasado", antes de la adopción, a finales de 2015, de un acuerdo mundial contra el cambio climático, apuntó David Levain, antiguo negociador francés que hoy trabaja para el Instituto de Desarrollo Sostenible de París.
"Este contexto estadunidense crea una forma de solidaridad", manifestó.
Los debates fueron técnicos, sobre todo sobre el procedimiento en las reglas de aplicación del acuerdo de París. Respecto al "modo de empleo del acuerdo" no salió nada tangible ya que los negociadores tienen hasta 2018 para precisarlo.
Convencer a Estados Unidos
El proceso climático está suspendido a la espera de la decisión de Donald Trump, que parece que ahora vacila, pese a haber prometido durante su campaña electoral que retiraría a Estados Unidos de este acuerdo, presentado por él mismo como un "bulo" que fomentan los chinos.
En Bonn, la delegación estadunidense, reducida a su mínimo histórico, estuvo todo el tiempo a la espera de instrucciones.
"Su jefe es un negociador experimentado. Repitió que su posición estaba siendo re estudiada", señaló la responsable del clima para la ONU, Patricia Espinosa.
Todas las miradas se centran ahora en las cumbres del G7 del 26 y 27 de mayo, y del G20 a principios de julio en Alemania.
"Trabajamos duro con muchos amigos en el mundo para convencer a Estados Unidos de que permanecer en el acuerdo de París es una buena elección", dijo en Bonn Jochen Flasbarth, secretaria de Estado del Ministerio de Medioambiente alemán.
Para el negociador maliense Seyni Nafo, jefe del grupo de África, "es necesario que Estados Unidos tome una decisión lo más rápido posible. Esto no puede continuar indefinidamente, para permitir a los países reposicionarse".
Sin embargo, cuánto más dura la duda, "más esperamos llegar a convencerle", dijo también David Levai.
El acuerdo de París, bajo el paraguas de la ONU, apunta a limitar el calentamiento global a 2ºC o 1.5ºC, en relación al nivel de la Revolución Industrial, reduciendo las emisiones de efecto invernadero.
No obstante, los compromisos nacionales actuales dirigen todavía al mundo hacia un alza del mercurio de un +3ºC. El acuerdo de París prevé, por lo tanto, que los países revisen a medio plazo sus ambiciones, para evitar impactos mayores en todo el mundo.
De hecho, según varios estudios, los indicadores del calentamiento global son todavía más alarmantes. Según un estudio publicado el jueves en Nature Scientific Reports, una subida del nivel del mar de "solo 10 cm" duplicaría el riesgo de inundaciones en la costa oeste de Estados Unidos y en la costa atlántica europea.
jamj