El gobierno británico mantuvo contactos con sus principales aliados internacionales para recabar su apoyo en relación al caso del envenenamiento del doble espía Serguéi Skripal, mientras prepara una batería de medidas que aplicará si Rusia no ofrece una explicación convincente sobre ese ataque.
La primera ministra, la conservadora Theresa May, ha establecido esta medianoche como plazo máximo para que el Kremlin aclare cómo un agente nervioso militar de fabricación rusa envenenó el pasado día 4 en suelo británico a Skripal y su hija Yulia, ambos en estado crítico.
Moscú, por su parte, ya ha sugerido que no cumplirá ese requerimiento y solo responderá a la acusación de estar detrás del intento de asesinato si el Reino Unido le proporciona una muestra de la sustancia que supuestamente se utilizó, algo que Londres considera que no está obligado a hacer.
En medio del incremento de tensión entre ambos gobiernos, la primera ministra británica conversó por teléfono con socios internacionales como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump; la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Todos ellos expresaron su respaldo a May, que ha convocado mañana al Consejo de Seguridad Nacional del Reino Unido, que reúne a ministros y responsables de agencias de seguridad y defensa, para evaluar sus siguientes pasos.
La primera ministra ha avanzado que prepara un "amplio rango" de medidas contra Rusia, que según un alto cargo del Partido Conservador podrían incluir la congelación de activos de ciudadanos rusos y vetos a ciertos visados.
El "tory" Dominic Raab, secretario de Estado de Vivienda, sugirió que el Ejecutivo británico ha valorado la posibilidad de adoptar medidas similares a la llamada "Ley Magnistky" estadounidense, bautizada así por el abogado ruso Serguéi Magnitsky, que murió en una prisión de Moscú en 2009 tras investigar un supuesto fraude fiscal del gobierno ruso.
Esa norma, que permite sancionar a responsables de violaciones de derechos humanos, contempla prohibiciones para viajar a EU y la congelación de ciertos activos bajo jurisdicción estadounidense.
El regulador de las telecomunicaciones del Reino Unido, Ofcom, anunció hoy además que va a evaluar si el canal de televisión RT, con financiación del Kremlin, continúa siendo "apto" para emitir en el Reino Unido.
El organismo ha detallado que considerará "relevante" en su evaluación el hecho de que las autoridades británicas concluyan que el Estado ruso es responsable del envenenamiento del antiguo espía militar ruso Skripal, que fue captado para el contraespionaje por el MI6 británico en los años 90.
La embajada rusa en la capital británica alertó por su parte de que temen que el Reino Unido lance ataques cibernéticos contra su país en represalia por el ataque al doble espía.
"No solo Rusia ha sido acusada sin pruebas y de forma provocadora del incidente de Salisbury (el ataque contra Skripal), sino que, por lo que parece, se están desarrollando planes en el Reino Unido para atacar a Rusia con armas cibernéticas", dijo un portavoz de la legación diplomática.
A pesar de que el gobierno británico ya ha apuntado a Moscú como el responsable más probable del ataque, cientos de agentes y militares continúan trabajando sobre el terreno en la localidad inglesa de Salisbury, donde fueron envenenados el espía y su hija, para tratar de identificar a los individuos concretos que lo llevaron a cabo.
La investigación no ha determinado en qué momento se produjo la exposición al agente químico, aunque la policía ha subrayado que necesita testigos que vieran a Skripal y su hija entre las 13.00 y las 13.45 horas GMT del domingo día 4, cuando ambos viajaban en un BMW de color rojo.
Hasta 36 personas, además de ellos dos, han sido atendidas hasta ahora por servicios médicos por posible exposición al agente nervioso, todos ellos sin síntomas aparentes excepto el policía Nick Bailey, que continúa grave, aunque su estado ha mejorado en las últimas horas.
El caso de Skripal ha llevado a la ministra de Interior británica, Amber Rudd, a atender una petición de la laborista Yvette Cooper, presidenta del comité de Asuntos Internos del Parlamento, para volver a estudiar 14 muertes en el Reino Unido en los últimos años que podrían estar relacionadas con Rusia.
Los medios británicos centraron hoy además la atención en la muerte el lunes por motivos todavía sin aclarar del exiliado ruso Nikolái Glushkov, asilado en el Reino Unido y amigo íntimo del oligarca Boris Berezovsky, que falleció en 2013 por un aparente suicidio.
jamj