El Parlamento autónomo de Escocia suspendió la sesión en la que iba a decidir si respalda un nuevo referéndum sobre la independencia del Reino Unido, tras el incidente ocurrido en Westminster y que la policía considera como un ataque terrorista.
Después de una hora de debate, el presidente de la cámara de Holyrood (Edimburgo), Ken Macintosh, canceló la sesión para una fecha aún sin determinar.
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La demanda escocesa abriría un nuevo frente para Londres, una semana antes de que May dé inicio al proceso de salida de la Unión Europea con la invocación, el 29 de marzo, del Artículo 50 del Tratado europeo de Lisboa, que dará pie a dos años de negociaciones sobre los términos del divorcio.
"Que el gobierno británico impidiera que Escocia tenga la palabra, sería, en mi opinión, equivocado, injusto y profundamente insostenible", dijo Sturgeon, que alega que el referéndum permitiría a los escoceses tener la opción de seguir vinculados a la UE.
Pero May, que no ha llegado a afirmar que impedirá el referéndum, sí se opone a que se celebre en el plazo que quiere Sturgeon, entre finales de 2018 y principios de 2019, porque la perspectiva de una ruptura tendría un impacto negativo en las negociaciones de divorcio con la Unión Europea.
"El pueblo de Escocia aprobó en 2014 seguir formando parte del Reino Unido. El pueblo británico aprobó el año pasado abandonar la UE. Respetamos ambas votaciones. Él no respeta ninguna", afirmó este miércoles May en el Parlamento, hablando de un diputado nacionalista escocés.
Escocia rechazó la independencia en el referéndum de setiembre de 2014 (55 por ciento -45 por ciento), pero el Partido Nacional Escocés (SNP) de Sturgeon cree que la salida de la UE contra el parecer de la mayoría de los escoceses requiere que éstos se pronuncien de nuevo sobre su alianza con el resto del Reino Unido -Inglaterra, Gales, e Irlanda del Norte.
May acusó el viernes al SNP de librarse a un "nacionalismo obsesivo y divisivo", y defendió la "preciosa unión" que sostiene al país. Para ella, "no es el momento" de otro plebiscito.
En los últimos días, Sturgeon se ha mostrado abierta a cambiar la fecha dentro "de límites razonables".
Sondeos poco favorables a la independencia
Pese al cambio de circunstancias que supuso la victoria del Brexit en el referéndum del 23 de junio, los sondeos no están del lado de Sturgeon.
Según un estudio difundido la semana pasada, hay más escoceses independentistas que nunca, pero siguen siendo minoría. Para complicar la ecuación, el estudio revela también que el euroescepticismo es dominante en Escocia.
Según el estudio de NatCen sobre el nacionalismo escocés, el 46 por ciento de los escoceses son partidarios de la independencia, la proporción más alta registrada desde que empezó a realizarse este estudio, en 1999.
Un 62 por ciento de los escoceses votó en junio de 2016 a favor de que el Reino Unido siguiera en la Unión Europea. Sin embargo, el estudio de NatCen, realizado entre julio y diciembre de ese mismo años, constata un incremento del euroescepticismo del 40 por ciento de 1999 al 67 por ciento.
"Puede que no sea el mejor momento para que el SNP convoque un segundo referéndum", escribió NatCen.
Además, hay dudas sobre cómo se financiaría una Escocia independiente. Cuando se convocó el anterior plebiscito, el petróleo, su principal fuente de ingresos, estaba a 100 dólares el barril y ahora vale aproximadamente la mitad.
Graeme Roy, director del Instituto económico Fraser de Allander, de la Universidad escocesa de Strathclyde, advirtió que "el aumento de la incertidumbre" por el Brexit y Escocia "tendrán un impacto negativo en numerosos sectores".
Para el ex gobernador del Banco de Inglaterra Mervyn King, una Escocia independiente es "ciertamente" viable, pero tendría dificultades para financiarse en los mercados si profundiza el déficit para mantener el gasto público, dijo el martes en la BBC.
JOS