Miles de trabajadores convocados por los principales sindicatos de Brasil llegaron a Brasilia para exigir la salida del presidente Michel Temer, acosado por denuncias de corrupción y también el fin de sus medidas de austeridad.
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Con camisetas estampadas con la consigna "Ningún derecho de menos" y pegatinas que decían "Fora Temer" y elecciones "Directas ya", unas 25 mil personas se preparaban para marchar hacia el Congreso, según cifras de la Secretaría de Seguridad del Distrito Federal brasileño.
Francisca Gomes, una portera de 59 años de Sao Paulo, sostenía con tres compañeras un ataúd de cartón negro con imágenes del presidente y cruces blancas que decían "RIP Temer".
"Éste es el fin de gobierno golpista. El pueblo está en la calle para eso. No precisaban robar a Brasil", dijo Gomes.
Las marchas fueron convocadas por Força Sindical (un sindicato moderado) y la Central Única de los Trabajadores (CUT), junto al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) y otros movimientos sociales.
Aunque tienen previsto realizar actos paralelos, el volumen de manifestantes logrado en el corazón político de Brasil puede acentuar la presión sobre Temer, cada vez más debilitado en los frentes judicial y político.
El presidente llegó al poder hace un año tras la destitución de la mandataria de izquierda Dilma Rousseff, de quien en ese entonces era el vice, con la expectativa de completar el mandato hasta finales de 2018 y aplicar un programa de severos ajustes para sacar al país de la peor recesión de su historia.
Pero la izquierda, que denuncia un "golpe institucional", ve en la súbita aceleración de la crisis política una inmejorable oportunidad para cobrarse su revancha.
La Constitución brasileña determina que, en caso de vacío en la Presidencia durante la segunda mitad de un mandato, el Congreso debe elegir un nombre para completarlo.
Las elecciones directas sólo podrían celebrarse en caso de que se hiciera una enmienda constitucional, pero hay una creciente demanda para encontrar un atajo que abra esa vía.
La búsqueda de otra salida se debe en gran medida al desprestigio del Congreso, donde decenas de legisladores están investigados por su implicación en la red de sobornos de Petrobras, revelada por la Operación Lava Jato.
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Así lo cree Dorival Pereira, de 60 años, que viajó 18 horas desde Mato Grosso do Sul para manifestarse en Brasilia. "No hay otra salida que elecciones directas porque tanto el Ejecutivo como el Congreso se formó una cuadrilla para masacrar a los trabajadores y robar el país", sostuvo el comerciante.
El escándalo estalló la semana pasada, cuando salió a la luz una grabación realizada por el empresario Joesley Batista, dueño del gigante cárnico JBS, en la que Temer parece avalar el pago de sobornos a un ex diputado preso por corrupción.
Las movilizaciones también apuntan a denunciar la reforma del sistema de jubilaciones y la flexibilización de la legislación laboral, tramitadas en el Congreso.
La tensión en Brasilia se sintió inicialmente en la sesión de una comisión del Senado sobre la reforma laboral, que terminó en una trifulca generalizada, con gritos de "¡Fora Temer!" proferidos por legisladores del PT, la formación política del ex presidente Lula da Silva (2003-2010).
FLC