Trump mueve sus piezas en torno a Corea del Norte

Estados Unidos sopesa su capacidad de respuesta defensiva en la región ante una escalada de tensión con Pyongyang, al tiempo que empieza a concentrar fuerza militar en el área.

Washington anunció el sábado que el portaaviones USS Carl Vinson se desplazaba hacia la zona.
La Aldea
Washington /

El presidente estadunidense, Donald Trump, que quiere impedir que Corea del Norte tenga misiles nucleares, dispone de importantes medios militares en la región, pero se enfrenta a un gran riesgo de escalada mortal si pasa a la acción.

¿Qué medios ha desplegado Trump? Washington anunció el sábado que el portaaviones USS Carl Vinson se desplazaba hacia la zona, escoltado por los barcos lanzamisiles USS Lake Champlain, USS Wayne E. Meyer y USS Michael Murphy.

Este tipo de portaaviones transporta en general entre 70 y 80 aviones o helicópteros, de los cuales alrededor de cincuenta son aviones de combate.

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En este caso concreto, la amenaza más inmediata para Corea del Norte son los 450 lanzamisiles que suma la escolta del portaaviones.

Trump hizo referencia el martes a la presencia de submarinos de ataque de propulsión nuclear, que transportan misiles Tomahawk.

¿Qué medios hay ya en el lugar? Estados Unidos tiene 28,500 soldados destacados en Corea del Sur, así como blindados, drones y varios escuadrones de aviones de combate F-16 y aviones de ataque a tierra A-10.

Estas tropas se entrenan regularmente con el ejército surcoreano para poder formar una fuerza integrada en caso de que ataque Corea del Norte.

Washington también puede contar con medios navales y aéreos basados en Japón, entre ellos un grupo de batalla compuesto por un portaaviones (el USS Ronald Reagan) y los buques que le acompañan.

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¿Qué armas antimisiles tiene EU? El Pentágono está desplegando en Corea del Sur su sistema THAAD, concebido para interceptar misiles balísticos que todavía están fuera de la atmósfera.

Ya tiene en la región buques equipados con el sistema de defensa antimisiles Aegis para interceptar misiles balísticos de corto o medio alcance, y baterías de misiles Patriot último modelo PAC-3 para combatir misiles cercanos al objetivo (entre 34 y 45 kilómetros).

Japón dispone de cuatro destructores equipados con el sistema Aegis y 17 baterías Patriot PAC-3. Corea del Sur tiene baterías de misiles Patriot PAC-2 que están en proceso de ser modernizadas.

¿Forman una pared impermeable? Las armas antimisiles no pueden garantizar una protección perfecta contra los misiles norcoreanos, tengan o no ojiva nuclear.

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“Ningún sistema de defensa antimisiles puede asegurar una defensa perfecta”, explicaron los expertos Michael Elleman y Michael J. Zagurek en su blog 38 North, especializado en Corea del Norte, donde apuntaron además que “misiles equipados de armas nucleares pueden causar pérdidas humanas importantes”.

Según el centro de estudios conservador estadunidense Heritage Foundation, Corea del Norte tiene probablemente entre 10 y 16 bombas nucleares.

Además, es posible que Pyongyang haya logrado miniaturizarlas e instalarlas en un misil balístico de alcance medio, capaz de alcanzar a Japón.

Los misiles no son las únicas amenazas para la población civil surcoreana: el ejército norcoreano ha reunido una importante artillería en la frontera, que puede lanzar disparos mortales contra Seúl, situada a unos 50 kilómetros.

¿Es posible intimidar? Los estrategas estadunidenses buscan la forma de intimidar militarmente a Corea del Norte, como hizo la semana pasada el Pentágono bombardeando con misiles una base aérea siria.

Pero pocas personas defienden abiertamente esta posibilidad: “Corea del Norte no es Siria”, subrayó Bruce Klinger, de Heritage Foundation.

Pyongyang tiene armas nucleares, químicas y bacteriológicas, por lo que agitar la amenaza de una acción militar “es un juego de alto riesgo”, explica.

Interceptar un misil norcoreano durante un ensayo podría ser considerado como “un acto de guerra o agresión de Estados Unidos” y provocar una escalada, advirtió.

Anthony Ruggiero, experto del mismo centro en la defensa de las democracias, también mantiene la prudencia.

“Las opciones militares deben estar sobre la mesa, pero no es lo que hay que utilizar de momento”, estima.

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