Rosita, María y Juanito tienen entre 10, 9 y 9 años de edad respectivamente; tienen una cosa en común: viven en casas hogares luego de haber sido víctimas de violencia familiar: uno sufrió quemaduras, otra, cortadas y el tercero fue abandonado.
Ellos son tres de los más de 407 niños registrados en el último estudio realizado por el DIF, en el municipio de León, que pertenecen a una de las 20 casas hogares detectadas en dicho municipio.
Rosita llegó hace 4 años a Pablo de Anda de la mano de su madre, entonces la pequeña tenía 6 años, una edad muy corta para comprender cuál era la razón para que su madre partiera. En esta casa hogar, las niñas pueden ir con sus familias los fines de semana, por lo que Rosita también creyó que su mamá egresaría por ella, justo como el resto de las niñas, sin embargo, la mujer jamás regresó; y hasta el día de hoy Rosita, con 10 años de edad, guarda la esperanza de volverla a ver.
María llegó cuando tenía 7 años de edad, la llevó una mujer con la que no compartía lazos sanguíneos, pero que tras descubrir que sufría de violencia en su casa, la llevó a la casa hogar. María era una pequeña huraña, terca y no era fácil ganarse su confianza, además de padecer depresión. Cundo una de las madres le daba un baño, descubrió unas cicatrices hechas en su cuerpo, tras varios intentos de hacer que la pequeña hablara, confesó que era frecuente sentir el cuchillo en su piel y que incluso, le introducían en la boca calcetines sucios y cucharas de fierro, por lo que tenía heridas al interior de su garganta.
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Para evitar que a la menor le afectara permanecer encerrada y combatir la depresión, la comenzaron a mandar con familias de acogimiento, lo que la llevó a mejorar notablemente.
"Esta niña empezó a salir con familias y realmente sí fue de gran impacto para nosotros ver su cambio, su evolución fue inmediata", comentó orgullosa la trabajadora social de la casa hogar Pablo de Anda, Ivonne Cano Torres.
El caso de Juanito también es desgarrador, pues este pequeño llegó a la casa Hogar San Antonio el año pasado con quemaduras en su cuerpo provocadas por su propia madre, eran quemaduras de agua caliente, así como de agua hirviendo.
"Era agresivo con todo mundo, tenía mucho coraje. Llegó un momento en el que yo no podía con ese niño, pero después me puse a pensar cómo debía de trabajar con este niño y yo vi el cambio radical con este pequeño. Fue a través del amor, porque él a todo le tenía miedo, si le daban una cosa decía "¿por qué me lo das? es que yo no he hecho nada para que tú me lo des" y no quería que lo tocaran, pero le decía "Es que no te voy a hacer daño, es simplemente porque te quiero y es todo lo que yo puedo hacer por ti ", relató la madre Concepción del Socorro, quien es la coordinadora de la casa hogar San Antonio, y que tras mucho esfuerzo, vio un cambio positivo en Juanito y ha aprendido que la casa hogar no es un reclusorio ni un castigo, sino un hogar que lo protege.
En el estado de Guanajuato un millón 707 mil 187 niños y niñas festejarán el día del niño, y aunque también para Juanito, Rosita y María, es un día, en lugar de festejarlo al lado de su familia ellos se tendrán que festejarlo en medio de las 4 paredes que ahora hacen de su hogar.
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MILENIO solicitó datos al DIF de cuántos menores se encontraban en esta situación, sin embargo, el estudio más reciente se llevó a cabo en el año 2015, en este se indicó que se identifican 20 casas hogar de las cuales, solo 11 proporcionaron información en la que especifican que existían 407 niños, niñas y adolescentes, de ellos, el 53% eran mujeres y el 47% hombres.
Afecta institucionalización
De acuerdo al estudio titulado "Los niños que no se ven" 39% de los menores han estado internados por más de un año, situación preocupante, pues no es recomendable que un niño sea institucionalizado debido a que afecta a su crecimiento de manera psicológica.
"Está comprobado que cualquier niño institucionalizado retrocede hasta 4 años en su desarrollo porque no es lo mismo una vida normal fuera de aquí", explicó Ivonne Cano, quien coincide con lo referido en el estudio.
Los niños menores de 3 años que ingresan a una casa hogar corren el riesgo de sufrir trastorno de vinculación, retraso en el desarrollo y atrofia neuronal.