¿Quiénes pierden y quiénes ganan con los aranceles al acero y aluminio?

Los 4 principales países que venden acero a EU son Canadá, Brasil, Corea del Sur y México. Los 4 que más le envían aluminio son Canadá, Rusia, los Emiratos Árabes Unidos y China.

Ciudad de México /

El cobro de aranceles a las importaciones de aluminio y acero, anunciado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría ser la punta de lanza de lo que se presume podría ser una guerra comercial.

Los cuatro principales países que venden acero a Estados Unidos son Canadá, Brasil, Corea del Sur y México. Los cuatro que más le envían aluminio son Canadá, Rusia, los Emiratos Árabes Unidos y China.

Estos países tienen dos opciones: presentar una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero el fallo podría tardar años; o responder a la guerra aplicando aranceles a algunos productos estadunidenses que ingresan en sus países.

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Trump propone que el acero importado pague un impuesto del 25 por ciento y el aluminio foráneo 10 por ciento; es decir que de no negociar con el gobierno republicano una compañía extranjera que venda a Estados Unidos 100 mil dólares de acero tendría que pagarle al gobierno 25 mil dólares y 10 mil dólares por venderle 100 mil de aluminio.

La medida probablemente aumentará los precios de muchos productos, incluidos la cerveza y los refrescos en lata, además de los automóviles, debido a que el acero y el aluminio se usan en muchos productos cotidianos.

Century Aluminum, el principal productor de aluminio de alta pureza utilizado en aviones militares en Estados Unidos, sostiene que el precio de un automóvil de alrededor de 35 mil dólares aumentaría sólo 35 dólares, pero la industria automotriz se ríe de esa cifra y dice que el aumento será mucho más alto, debido a que son muchos los costos asociados con la búsqueda de nuevos proveedores y la posibilidad de tener que modificar el proceso de fabricación.

Si bien se prevén algunos aumentos, tampoco hay razones para que suban de precio la mayoría de los productos, pues son pocos los productos que se fabrican cien por ciento con estos materiales y en muchos casos los productores podrían asumir el costo.

El problema es que si los países afectados por la medida deciden tomar represalias ordenando aranceles a los productos estadunidenses, entonces sí podrían subir de precio más cosas.

La administración Trump argumenta que la imposición de aranceles tiene como objetivo relanzar y fortalecer la industria acerera de ese país y generar buenos empleos, sin embargo algunos economistas argumentan que los trabajos ahorrados en una industria podrían compensarse con empleos perdidos en otras si los precios de los productos aumentan demasiado.

De acuerdo con el Instituto Peterson, la tarifa a los neumáticos chinos anunciada por el ex presidente Barack Obama, en 2009, pero resultó contraproducente. Mientras se salvaron mil empleos, en otras industrias asociadas se perdieron más de 3 mil.

¿Quién gana y quién pierde?

Además de "salvar empleos", Trump afirma que los aranceles también buscan "proteger la seguridad nacional", argumento basado dos informes de su Departamento de Comercio que asegura que Estados Unidos necesita industrias de acero y aluminio más grandes para tener suficiente metal para aviones de combate F-18 y F-35 y vehículos militares blindados.

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La OMC asegura que este argumento abre la puerta a cualquier otro país que siga el liderazgo de los Estados Unidos para alegar que necesita proteger algunas de sus industrias nacionales.

Por lo anterior es que los grandes ganadores de esta probable guerra comercial serían las industrias de acero y aluminio de Estados Unidos, como es el caso de Century Aluminum, que tras el anuncio afirmó que está listo para comenzar a reactivar las líneas de producción inactivas en su fundición en el este de Kentucky y recontratar a 350 trabajadores.

El consejero delegado de Century Aluminium, Michael Bless, dijo que la empresa podría llevar a su fundición de Hawesville, Kentucky, a una producción total de alrededor de 265 mil a 270 mil toneladas anuales para principios de 2019. La compañía ha cerrado tres quintas partes de la maquinaria de producción de Hawesville en respuesta a una avalancha de importaciones en los últimos años desde China, Medio Oriente y Rusia.

En contraparte, los perdedores más inmediatos serán las industrias que dependen del acero y el aluminio como insumo y que serán los que enfrenten los precios más altos, como la automotriz, la aeroespacial; el equipamiento pesado; y la construcción.

En resumen: un chasis de un Ford, las alas de un avión Boeing y las vigas de acero dentro de un rascacielos de Nueva York están a punto de encarecerse.

Con información de Agencias

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