Los primeros en irse fueron los bancos. Después las constructoras. Ahora incluso un icónico productor catalán de vino espumoso cava considera abandonar la próspera región del noreste de España, que se encuentra en una montaña rusa hacia una declaración de independencia.
José Luis Bonet, director ejecutivo de un importante productor de cava, Freixenet, dice que le recomendará a su consejo trasladar la sede si Cataluña declara la independencia. “No podemos correr el riesgo de quedar fuera de la Unión Europea”, agrega.
Advierte que quedar fuera de la Unión Europea significaría una “pérdida de competitividad de los productos catalanes”, ya que probablemente estén sujetos a aranceles. Agrega que el proceso también será perjudicial para la confianza empresarial: “Las empresas necesitan certidumbre jurídica, y no la tenemos en este momento”.
Los comentarios de Bonet se producen cuando Cataluña entra en una semana crucial, ya que Mariano Rajoy, el presidente español, le dio hasta hoy al presidente catalán Carles Puigdemont para aclarar su posición sobre la independencia o enfrentar acciones potenciales extremas por parte de Madrid: Cataluña es un centro de fabricación, editorial y de tecnología, que representa alrededor de un quinto de la economía española y una cuarta parte de sus exportaciones.
La ráfaga de empresas que se trasladan o que amenazan con cambiar su sede legal fuera de Cataluña comenzó con los dos principales bancos de la región: Sabadell y CaixaBank. Esto se produjo a raíz de un caótico y polémico referendo sobre la independencia el primero de octubre.
Más de 2 millones de personas acudieron a votar para separarse de España en un desafío a Madrid, y en los días siguientes los precios de las acciones de los dos bancos tuvieron una fuerte caída.
Los inversionistas están preocupados por el caos en la región y lo que podría ocurrir si logra convertirse en un Estado independiente. Tanto Sabadell como CaixaBank reubicaron su sede en cuestión de días. La gente cercana a los dos bancos dijo que la decisión se motivó en parte por la necesidad de ofrecer certidumbre de que se van a mantener dentro de la Unión Europea.
Bajo los tratados de la Unión Europea, una región que se separa como miembro del bloque debe volver a solicitar su ingreso. Los dos bancos niegan los rumores de que hubo una gran fuga de capital antes de decidir trasladar su sede, pero la gente cercana a los bancos dice que querían protegerse de que esto ocurriera en el futuro.
Después de los bancos, seis de cada siete empresas del Ibex 35 de la bolsa de valores de España, con sede en la región, ahora dicen que van a trasladar su sede debido al desafío secesionista, entre ellas la constructora Abertis.
Aproximadamente otras 20 empresas grandes y medianas y de diversos sectores tomaron la misma decisión. La reubicación de la sede legal no necesariamente significa que los empleos reales van a salir de la región. La sede puede regresar fácilmente. España aprobó un decreto este mes para que sea más fácil trasladar la sede legal.
Pero los líderes empresariales dicen que las salidas son una señal de la profunda preocupación en el sector.
Luis de Guindos, ministro de Finanzas de España, dijo recientemente al Financial Times que la independencia catalana podría llevar a una caída de 30 por ciento del producto interno bruto de la región, ya que quedaría fuera de la Unión Europea.
Esa cifra la cuestiona fieramente el gobierno catalán, pero alimentó las preocupaciones. Varios abogados, banqueros y asesores dijeron al FT que en este momento las compañías ya retrasan las decisiones de inversión en la región hasta que haya más claridad en la situación política. “La gente está en modo de espera”, dice un asesor de varias empresas internacionales en Barcelona. A las compañías más pequeñas les preocupa la situación política al igual que a las grandes. Luis Suárez, propietario de Kuny, un diseñador y fabricante de trajes de baño de gama alta, dice que “le preocupa mucho” que sus productos queden sujetos a los aranceles si Cataluña termina fuera de la Unión Europea. Dice que podría sacar de la región parte de su operación si se convierte en un país independiente.
Pimec, una organización que representa a pequeñas y medianas empresas catalanas, escribió a la Unión Europea la semana pasada y le advirtió que las tensiones en Cataluña “podrían minar el consumo y la inversión” en la región y en el resto de España, e instó a la Unión Europea que intente mediar en una resolución a la crisis.
Suárez dice que las tensiones políticas también provocaron problemas para las marcas catalanas en España. En las últimas semanas eliminó la palabra “Barcelona” de las etiquetas de algunas de sus marcas en España, debido a las connotaciones negativas. Muchas personas en el resto de España están furiosas por el empuje del gobierno catalán por la independencia.
Sin embargo, no todas las empresas en Cataluña creen que la independencia sea algo negativo. Francesc Elias, propietario de Elias, un fabricante de bombas de agua en la comarca de Valles, cerca de Barcelona, dice que la región se beneficiará al administrar sus propios asuntos y no tener que pagar subsidios para las zonas más pobres de España. “Con Cataluña independiente podremos invertir más en infraestructura propia, lo que será bueno para la economía”, dice. También argumenta que la región podría permanecer en la Unión Europea, debido a que es un importante centro económico y de comercio, así que estará en el interés de todos llegar a un acuerdo. Pero dice que en el corto plazo la “incertidumbre es mala para los negocios” y comprende la razón de por qué algunas compañías cambian sus sedes. “Realmente espero que la situación se resuelva rápidamente”.