Alejandro Torres Gavilán es un ingeniero químico con doctorado en Biotecnología que descubrió cómo crear el picante de 200 toneladas de habanero sin necesidad de sembrar una sola planta de chile.
El hallazgo sucedió al investigar para una empresa cómo sintetizar las moléculas del chile para extraer sus colorantes y saber qué enzimas podían degradarlos. Durante el proceso se dio cuenta que los compuestos picaban muchísimo y era posible desarrollar una tecnología para producir capsaicinoides, el componente activo de los picantes.
“En ese momento yo estaba muy involucrado en el mundo académico, mi pasión siempre ha sido la ciencia, pero no encontraba un nicho para responder todas las preguntas que tenía y generar un cambio real en el mundo”, explica Alejandro.
Fue en el 2013, luego de terminar un par de estancias posdoctorales en el Instituto de Biotecnología de la UNAM campus Morelos, que decidió combinar su pasión por la investigación con la creación de Applied Biotec, una empresa que busca generar productos y mercados basados en biotecnología para resolver problemas del medio ambiente y la salud.
Con el apoyo del Conacyt logró escalar su primer proyecto para convertir los capsaicinoides en tecnologías aversivas capaces de utilizarse como repelentes orgánicos para el campo que sustituyan a los pesticidas tóxicos; en pinturas marinas para evitar la formación de biofilm o en recubrimientos de cables susceptibles a mordeduras de roedores.
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“Este compuesto enchilosos además de usarse en la industria alimenticia provocan una repelencia natural a insectos y animales sin dañar el medio ambiente”, explica Alejandro.
Luego de tres años de emprender Applied Biotec de manera independiente, el fundador del proyecto unió como socios al también egresado de la Maestría en Biotecnología de la UNAM Omar Piña, y a la Ingeniera Química con maestría en sustentabilidad Cynthia Ávila.
“Nuestro objetivo es buscar inversionistas que nos ayuden a potenciar la idea y crecer como negocio. Para nosotros el tema de los fumigantes naturales puede desarrollarse con mucha rapidez, pues existen pocas alternativas verdes en el sector de la agroindustria”.
En 2017 Applied Biotec fue seleccionada para participar en el Cleantech Challenge, una incubadora para proyectos que promueven la innovación y sustentabilidad tecnológica.
“Fue un gran trampolín que nos forzó a consolidarnos como empresa. Gracias esa oportunidad mejoramos nuestro modelo de negocio y logramos hacer alianzas con empresas involucradas en el sector agrícola. Nos dimos cuenta que no estamos solos y que hay más gente sumándose al campo de las tecnologías verdes”, señala Alejandro.
Para el investigador, Applied Biotec es la consecuencia de sacar la ciencia de las bitácoras y los laboratorios para convertir los hallazgos en empresas rentables que además de ser amigables con el medio ambiente, generar empleos de calidad.
“El crecimiento económico del país sólo se dará cuando empecemos a basarnos en una economía del conocimiento, tenemos que dejar de traer tecnología extranjera y darle oportunidad a la biotecnología mexicana de tener un impacto positivo en el mundo”, finaliza Alejandro.
REPL