Cualquier persona mayor a los 8 años de edad puede aprender sobre robótica y programación en forma “sencilla y divertida” y al mismo tiempo puede desarrollar su propio proyecto.
“Se puede hacer un robot con una caja de zapatos o con una botella de plástico”, afirma Bernardo Fernández, cofundador de BRIKO, una startup creada en 2014, junto a su hermano Juan Carlos, David Bustos (CEO) y Diego Peláez.
BRIKO, que significa bloque, es un kit de piezas mecánicas de madera y cables, además de luces LED, sensores de distancia y luz, y motores. Consta de un cerebro central que se conecta al celular o a la computadora y, desde ahí se controla para que ejecute diversas acciones.
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Es cierto que todos consumimos tecnología, pero únicamente el 0.01 por ciento de la población la desarrolla. BRIKO busca generar habilidades, creatividad y un pensamiento lógico para formar una generación de personas capaces de desarrollar tecnología, por sí mismas, desde temprana edad.
Este talentoso grupo de jóvenes potosinos trabajan juntos desde el 2009. Han participado en concursos de robótica en Estados Unidos y, antes de crear la empresa, viajaron a Corea y Alemania para estudiar sobre inteligencia artificial y tecnología de materiales, entre otros temas.
A BRIKO le ha ido bien, ha recibido inversiones y apoyos importantes desde el principio. Obtuvo una significativa inversión de Genomma Lab, en su participación en el programa televisivo Shark Tank México. Ha crecido, hoy está presente en 20 estados de la República Mexicana y en 12 instituciones lo utilizan. Además, la tarea de innovar en BRIKO continúa. Ya se están desarrollando y probando nuevas plataformas en línea, para consolidar el conocimiento e interés por la robótica en el territorio nacional.
Bernardo afirma que crear y consolidar BRIKO ha sido una experiencia cargada de retos y sacrificios, pero que ha valido la pena pues hace precisamente lo que le gusta “innovar y transformar”.
REPL